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SMO, solo para presentar al hijo

Por: Cirilo Ibarra Enciso.
Por: Cirilo Ibarra Enciso.

Hace dos semanas, el Centro Militar de la Reserva Nº 12 Boquerón informó que está recibiendo a objetores de conciencia en sus filas, lógicamente para el servicio a la patria. Sin dudas, fue muy llamativo el hecho y una paradoja total, que objetores de conciencia renuncien a esa condición y se presentan para cumplir el servicio militar.

Y es gracias a la alternativa que ofrece, la innovación impulsada por la Dirección de la Reserva, que crea y desarrolla una metodología de instrucción distinta y hasta atractiva, inclusive para los objetores.

Esto hacía falta y no precisamente eso de “desempolvar” en seco la Ley Nº 569, que establece el Servicio Militar Obligatorio para todo ciudadano paraguayo, porque hay que tener en cuenta que aún queda en el recuerdo aquella época del tenebroso arreamiento de jóvenes en camiones militares, durante la era stronista. Ese tiempo en que la percepción de un cuartel era la educación basada en el castigo, la tortura y en el miedo.

Esta vez, al ministro de la Juventud, Felipe Salomón, se le antojó echar andar la propuesta con el único objetivo de ganar crédito con el presidente Mario Abdo Benítez o tal vez lo hizo en memoria de su abuelo, quien fuera caudillo stronista, quien se consideraba “taita” de San Lorenzo, “Don” Felipe Salomón y ¿cuántos soldaditos habrá tenido en su casa haciendo quehaceres domésticos?

Al secretario de Estado no se le ocurrió impulsar un proyecto de ley para que los jóvenes asistan a los cuarteles. No dio detalles de su proyecto ni los alcances que tendrá, ni si busca modificar o poner límites a la Ley 4013, que reglamenta la objeción de conciencia. Solo se limitó a emular el discurso de Abdo Benítez, quien dijo que reimpulsar el Servicio Militar Obligatorio será una forma de que los jóvenes aprendan valores cívicos y que, a la par, se alejen de la violencia.

Lógicamente al Presidente de la Republica nunca le va desagradar la idea, porque debe tener muy presente aún la presencia de “servidumbre militar” en su casa, hasta uniformados de alta graduación a los que él, desde niño, les dada órdenes.

Pero esta vez, al parecer su real objetivo fue poner en vigencia aquella tradición de los siglos XVII y XVIII, las famosas presentaciones en sociedad, las que se prolongaron por los siglos de los siglos.

Aquellos tiempos en los que el baile de debutantes estaba restringido a la aristocracia, cuando se organizaban bailes para presentar en la corte real a las doncellas. Esa tradición era exclusivamente para las señoritas de apellidos reconocidos pertenecientes a la alta sociedad.

Las jóvenes, que lucían los más elegantes y elaborados trajes, se presentaban en grupo a partir de los 18 años en clubes privados, en donde los padres, socios y familiares compartían y celebraban el debut en sociedad.

Mario Abdo Benítez fue a “reeditar” algo de aquellos tiempos, la presentación de su hijo en sociedad, en éste caso para el Servicio Militar Obligatorio, que incluso lo hizo violando la ley. El mismo ministro de Defensa, Bernardino Soto Estigarribia, aclaró que la ley actual prohíbe el enrolamiento de menores de edad, pese a que tengan la autorización de los padres.

Hubo investigaciones fiscales, averiguaciones provenientes de jueces, pero como se trata del jefe de Estado, muy difícil que prospere el proceso. Se solicitó que se requiera con urgencia al Juzgado de la Niñez y la Adolescencia la adopción de medidas cautelares a fin de garantizar la integridad de los adolescentes reclutados para cumplir con el servicio militar obligatorio. No pasó nada.

Y ese menor, quien supuestamente está en un cuartel, para él debe ser un hotel y el chico seguro está dando órdenes al comandante de la unidad. “Déjense de joder”, manifestó un ciudadano, quien agregó que “Marito” fue cimeforista de la Aviación “y a cuantos oficiales mandó arrestar, a través de su papá, Mario Abdo Benítez, secretario privado del General Stroessner”, señaló.

En síntesis, lo único que hizo el hoy jefe de Estado, para “motivar” a los padres para que envíen sus hijos a los cuarteles, es simplemente su ejemplo. Realmente lamentable y lástima no se hizo asesorar por los reservistas del Centro Militar Nº 12 Boquerón.

Ellos sostienen, por ejemplo, que muchos objetores de conciencia, tal vez por desconocimiento, eludieron o trataron de eludir la responsabilidad que deben tener como paraguayos. Y porque nunca nadie les dijo que el prestar servicio a la patria es y debe ser un motivo de dignidad ante los más elementales deberes con la Nación.

Hoy muchos comprenden que el Servicio Militar no es otra cosa que… la posibilidad que les brinda a jóvenes y adultos, de aprender valores cívicos y de patriotismo, que incluyen el respeto, la disciplina y la perseverancia.

La organización Techo Paraguay sostiene que también es hacer patria construir casas y buscando abrir los ojos a las autoridades del Gobierno, anuncia que está a disposición como opción para todos los jóvenes que desean ser objetores de conciencia.

Pueden estar en actividades puntuales, que son las alternativas productivas en beneficio de la sociedad, porque el construir, por ejemplo, es una manera de impulsar una sociedad más justa, sin pobreza y eso también es patriotismo, es amor y devoción a la patria.

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