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BRASILIA.- Flávio, Carlos y Eduardo, los 3 primeros hijos del presidente brasileño Jair Bolsonaro, no forman parte del gobierno. Pero su influencia es tal que ya provocaron la destitución de un importante ministro. Ejercen una especie de poder paralelo inédito en el país y la situación ya incomoda a varios militares.
En los últimos días al menos 3 miembros del ala militar del gabinete se han quejado: se trata, según publicó Folha de San Pablo, de los generales de reserva Augusto Heleno (Seguridad Institucional), Fernando Azevedo (Defensa) y Carlos Alberto dos Santos Cruz (secretaría de Gobierno).
Apodado “Pitbull” por su padre, Carlos tiene 36 años. Es concejal de Río de Janeiro y es quien logró que echaran a Gustavo Bebianno, el primer caído de la administración: estuvo apenas 49 días al frente de la Secretaría General de la Presidencia.
Carlos le dio el golpe de gracia a Bebianno el miércoles último con un tuit asesino, en el que lo trató de mentiroso. Su estilo es ser agresivo: por ejemplo, trató a los medios como “cerdos”. El diario O Globo estudió 500 de sus tuits y el 72% contenían ataques.
El hermano mayor, Flávio, un senador de 37 años, ahora se muestra discreto debido a las sospechas que recayeron sobre su figura por irregularidades financieras y de un ex asesor. Pero es muy escuchado por su padre.
Y el tercer hijo presidencial es el diputado Eduardo Bolsonaro, de 34 años: tan activo como Carlos en las redes sociales. Su ámbito favorito son las relaciones internacionales. Se cree que tuvo mucho que ver con la elección controvertida de Ernesto Araújo, un político pro Donald Trump, como ministro de Relaciones Exteriores.
“Si nadie consigue poner en caja a los hijos del presidente, serán una fuente permanente de tensión y de pérdida de tiempo para el gobierno, que deberá gestionar crisis internas en vez de impulsar reformas”, avisa el analista Geraldo Monteiro, politólogo en la Universidad del Estado de Rio de Janeiro.
