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Tan pocos hacen tanto daño a tantos

“No hay inundación, solo está creciendo el río”, se escuchaba en tiempos de la dictadura, como también “no hay sequía, lo que falta es lluvia”, entre otras sandeces por el estilo. Sin embargo, el disparate no es monopolio de un determinado régimen político. Hoy, en plena democracia, escuchamos cosas parecidas. “No cerramos las rutas, solo marchamos por ellas”, dicen campesinos y camioneros, y más recientemente oímos, “no estamos en huelga, sino que solamente no intervenimos en las cirugías programadas”, como afirmó la doctora Carmen Valenzuela, secretaria general de anestesiólogos del Instituto de Previsión Social (IPS). Lo cierto es que a la fecha, como consecuencia de la “no huelga”, un total de 1.000 cirugías programadas ya fueron suspendidas en el Hospital Central, dejando al desnudo la completa falta de sensibilidad por parte de los profesionales que llevan a cabo la medida, quienes en un acto de auténtica negligencia, dejan a los asegurados librados a su suerte.

Ahora hablan de falta de insumos y de equipamientos en los quirófanos, pero todo comenzó con el reclamo de aumento de los salarios, consigna ésta con la que no lograban captar simpatías ni el eco mediático que pretendían, por lo cual sacaron de “la galera” otras que pudieran ser objeto de comidilla, como efectivamente está sucediendo.

Con todo lo que ocurra en el IPS siempre debemos tener mucho cuidado. Por un lado, porque se trata de un servicio esencial para cientos de miles de trabajadores y sus familias, que nadie, ni el personal administrativo ni el de blanco, incluyendo a los anestesiólogos, tiene derecho de interrumpir jamás. Por el otro, porque no faltan los que quieren destruir al Instituto, creando y/o agrandando los problemas, preparando así el camino para luego de darle un gran mordisco a ese formidable “mercado” de la salud al que hoy no tienen acceso, sea por vía de la “desmonopolización” u otras fórmulas privatistas.

Los directivos de la previsional evalúan ahora la posibilidad de “tercerizar” el servicio de anestesiología. Queremos entender que eso significa contratar temporalmente a profesionales de este ramo y no, que derivarán a los pacientes a otros establecimientos privados, lo que sería inaceptable. Pues eso terminaría convirtiéndose en un manotazo al bolsillo de los asegurados, parte de cuyos fondos de salud se gastarían en rubros que ya están pagados.

El titular del IPS, Benigno López, dijo apostar al diálogo y que no se cansará de hablar para ver cuál es la discusión real, dando a entender que se plantean muchas cosas, a modo de cortina de humo. Pero en realidad lo único que quieren es el aumento de sueldos, lo cual no habría condiciones de otorgar en este momento.

Está bien que tenga una actitud dialoguista, pero hasta un punto. Que expongan todo lo que plantean, se les responda lo que se puede concretar ahora y que  retornen de inmediato al trabajo por el que se les paga. Y si no entienden buenas razones, pues que se dé por terminado el contrato de todos aquellos que mantengan tan descabellada huelga y se contrate a otros dispuestos a cumplir con dichas labores.

No puede ser que tan pocos hagan tanto daño a tantos. Solo quienes se hallan bajo los efectos de poderosos anestésicos, como parece ser el caso de ellos, pueden ser tan insensibles al dolor… aunque no propio, sino al ajeno.

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