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Tenaz lucha contra la corrupción sin visos de solución

Por: Telmo T. Ibáñez Jara (telmoijara@gmail.com)
Por: Telmo T. Ibáñez Jara ([email protected])

En Paraguay parece perdida la batalla del “bien contra el mal”, los malvivientes superan a los patriotas, no existe institución, ni poder que pueda contra los delincuentes. Apenas son atrapados, últimamente por los vecinos ante la escasa reacción policial, los fiscales ni siquiera imputan por falta de pruebas y los jueces los blanquean. 

Estamos tocando fondo, llegamos al colmo de recibir crónicas en que se profanan tumbas, se cometen sacrilegios, se roban hasta restos humanos, se violan púlpitos, pareciera que toda la sociedad está perdida, como si esto fuera irreversible, que nadie más puede salvarnos, que la desconfianza es tal, al punto de temer hasta de los pastores de Iglesia.

Los valores están casi totalmente extinguidos, pululan los antivalores, todos corren tras los bienes materiales, ya no importa la ética, hasta en  los colegios las cátedras de “Educación Cívica y Moral” pasaron a la historia, con el nuevo sistema educativo paraguayo que lleva ya sus décadas, también los docentes “decentes” pasaron de moda.

Hurgando un poco más en los orígenes de los delincuentes, encontramos familias totalmente desorganizadas, descarriadas, con padres y/o madres irresponsables, una infinidad de madres solteras o separadas por la falta de decoro de sus integrantes, si no se trata de un bien material, el resto no importa. Se suceden separaciones por unos pesitos más que supuestamente pueden surgir del exterior.

Se debe insistir y urgir en la recuperación de los valores que adornaban a los paraguayos en general, a partir de las familias en donde se valoraba el respeto a los padres, desde el amanecer con la bendición, así como la posterior reverencia cuando se trataba a cualquier persona mayor que por más extraña que fuese se merecía un buen trato.

Al Paraguay tardaron en llegar varias costumbres o usos bien populares en su mayoría de tinte negativo, pero hoy en día por intermedio de los medios masivos de comunicación, la presión de la globalización, todo aquello que se registre en el Japón, en el polo Norte como en el Sur, llega en un santiamén.

De ahí la importancia de prepararnos convenientemente para frenar o sobrellevar las malas praxis que nos invaden, cada vez  con mayor facilidad. Como los “vecinitos” de dos gigantes de América Latina, como Argentina y Brasil, debemos considerar los aspectos fundamentales que hacen a las innovaciones de los países fronterizos.

Por lo general, aquello que se registra en nuestros países vecinos se replica en el nuestro. Si hoy estamos hablando de una corrupción generalizada en los países vecinos, eso repercutirá negativamente en nuestras instituciones. Pareciera como si estuviéramos obligados en imitar éstas realidades.

En los países vecinos se registraron sonados casos de corrupción que ojalá no se repitan en el nuestro, desde las presidencias hasta los monasterios están involucrados en supuestos hechos ilícitos, para nada envidiables los casos ventilados por los medios masivos de comunicación, que se escandalizaron de éstos hechos.

Para los brasileños, uno de los hechos más rimbombantes denunciados fue el del ex-presidente de Transpetro, la empresa de transporte de petróleo y gas más importante del Brasil, Sergio Machado, quien acusó al entonces presidente Michel Temer, de exigir un soborno de 700 mil dólares para financiar las campañas electorales de candidatos de su movimiento político (Partido de Movimiento Democrático del Brasil-PMDB).

A nivel regional también todos se escandalizaron tras conocer la información que revelara un humilde vendedor de pollos de Argentina, vecino del municipio de General Rodríguez, a unos 55 kilómetros de Buenos Aires, cuando se percató de que un hombre lanzaba unas bolsas al interior del “Monasterio de Nuestra Señora del Rosario de Fátima de las Monjas Orantes y Penitentes”.

Ni el casual vecino, así como ninguna autoridad se hubiera imaginado el gran descubrimiento que se registró en el lugar cuando tras la intervención policial, se pudo comprobar que se trataban de nada menos de 9 millones de dólares americanos, euros y yuanes que contenían aquellos misteriosos bolsos, a partir de ahí la institución pasó irónicamente a llamarse “Convento de los millones”.

No se trataba de ninguna obra de caridad ni de ninguna ayuda solidaria como quisieron maquillar las religiosas, sino de una jugarreta dJosé López, exministro del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, con US$9 millones.

Entre estos dos ejemplos de lo que ocurre en los países vecinos, así como todos los hechos de corrupción que se denuncian diariamente, vemos un negro panorama para los próximos años, de continuar la impunidad, madre de todas las injusticias como delitos.

Ojalá la nueva generación de jóvenes que apenas se ve lesionada en sus derechos se llama al encierro o sitia una determinada institución, también se anime en acorralar tantas entidades que no merecen la más mínima confianza de un pueblo sacrificado y vilipendiado por tantos anti-patriotas que pululan desde las iglesias hasta las más importantes instituciones, tanto públicas como privadas, de lo contrario la tenaz lucha contra la corrupción seguirá sin visos de solución.

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