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En 1994 se realizó la primera Expo Kapisa, que fue el origen de la Expo Canindeyú. Luego de un inicio difícil, la muestra llega a su edición número 20 y es una de las más exitosas del país. La historia de la expoferia es un ejemplo de cómo el trabajo tesorero da sus frutos. Actualmente, el recinto ferial tiene más de 20 hectáreas y es uno de los mejores en un ramo por la infraestructura que tiene.

LA PALOMA, Canindeyú.- En 1994 un grupo de 33 socios, de la novel Regional Canindeyú, de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), constituyeron una sociedad anónima: Kanindeyú Agropecuaria Industrial S.A. (Kapisa), adquiriendo veintiocho hectáreas, que forman parte del actual recinto de exposiciones.

Motivados por uno de los principales socios, Roberto Rivas Almada, construyeron un campo ferial y de remate de ganado. Para ello, obtuvieron parte de los fondos hipotecando el inmueble en el hoy desaparecido Banco Unión.

Todo empezó con la primera Expo Kapisa, enfrentando toda clase de dificultades: mal estado de las rutas, escasez de medios de comunicación, el clima, entre otros. A pesar de todo, se vislumbró posibilidades de crecimiento en los profesionales del ramo.

Se decidió contratar a una empresa rioplatense para las futuras ediciones de la expo. La pobre gestión de la misma condujo a la realización de sólo dos eventos más y la posterior quiebra para los socios.

Superada la experiencia anterior, una renovada directiva se abocó a preparar la nueva Expo Canindeyú. La comisión coordinadora central conoció entonces al empresario brasileño, recientemente radicado en la región y socio de la ARP, Celito Cobalchini. Desde el principio, éste vio un enorme potencial de crecimiento y expansión. Con audaces medidas empresariales consiguió nuevos créditos para la infraestructura. Logró transmitir su optimismo y seguridad a un directorio conservador y cauteloso. El despegue fue meteórico y los éxitos sucesivos le dieron la razón.

Para la primera Expo Canindeyú (1999), el campo ferial apenas ocupaba 3 hectáreas., entre stand de expositores, barracas, galpones de animales y parque de diversiones. Se presentaron apenas 15 expositores de máquinas agrícolas y 4 cabañeros.

Veinte años después el campo ferial tiene 34 hectáreas, de los cuales 20 están destinados la expoferia. En cuatro años, la deuda contraída por la ARP fue saldada. Los bancos, viendo el progreso constante, aprobaron nuevos créditos, tanto para infraestructura como para financiar los remates. Más adelante el crecimiento del negocio de los remates fue tal que requirió tercerización.

Con los años, se han ido incorporando nuevas actividades a la Expo. Actualmente, el perímetro del campo ferial está totalmente amurallado (más de 20 hectáreas) y un nuevo portal de ingreso con boleterías. El estacionamiento con cámaras de vigilancia para brindar mayor seguridad.