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Por un lado, el presidente Horacio Cartes y el fiscal general del Estado, Javier Díaz Verón, se reunieron con empresarios con quienes conversaron del combate al EPP y el trabajo de la Fuerza de Tarea Conjunta. Por otro, el ministro del Interior, Francisco de Vargas, respondió prestamente a la invitación formulada por la mesa directiva del Senado para que informe lo que se está haciendo en la investigación sobre atentados en Pedro Juan Caballero.
Ambos hechos dan señales claras de que el Gobierno se toma muy en serio el problema de la seguridad y que centra sus esfuerzos en combatir al terrorismo y el narcotráfico, mafias que asolan al sufrido Norte del país.
Es cierto que en las últimas semanas ha ido en aumento la sensación de inseguridad ciudadana debido al asesinato de los 8 militares de la FTC en Concepción, las amenazas en contra del mismo Cartes y su familia, el atentado a Radio Amambay en Pedro Juan Caballero y las amenazas al presidente del Senado y su familia, también originadas en la capital del Amambay. Sin embargo, la rápida reacción de los organismos de seguridad y la apertura que tienen con los demás poderes del Estado y otros estamentos del país, dan la pauta de que el Gobierno no quiere andarse con vueltas en este delicado tema y ha decidido recrudecer las acciones en contra de los delincuentes que persisten en su idea de imponerse por la fuerza del terror en el país.
Lo que llama la atención en este tema es que haya medios de comunicación que cuestionen el supuesto “hermetismo” que tienen los funcionarios del Gobierno ante la prensa, algo que en cualquier lugar del mundo resulta lógico puesto que las estrategias gubernamentales para combatir la delincuencia no deberían siquiera figurar como información pública.
Por supuesto, la experiencia que tenemos con los gobiernos anteriores es que el tema de seguridad fue siempre manejado al antojo de unos cuantos, de manera totalmente irresponsable, así que no era de extrañar que esas estrategias fueran, incluso, titulares de tapa de los diarios.
Esta vez las cosas se están haciendo en serio. Es absolutamente lógico que el ministro de Vargas no informe a la prensa sobre los detalles de lo que conversó con los senadores durante más de 3 horas, y se limite a dar un informe general y superficial. No hay ninguna justificación para que se hagan públicos las estrategias y planes de combate a la delincuencia en el país. Basta con que lo sepan quienes deben saberlo. Esta absurda teoría de que una tapa justifica cualquier barbaridad, ya no tiene vigencia ni aquí ni en ninguna otra parte.
El Gobierno se toma muy en serio el tema de la seguridad nacional. Es oportuno entender que los resultados en el combate a la delincuencia deben reflejarse en los números y no en las páginas de los diarios. Si se sigue “ventilándolo” todo, como exigen algunos desubicados, posiblemente se consiga que los mafiosos sigan ganando en esta guerra que ya ha durado demasiado tiempo.