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“Trato apu’a” y el “violador confeso”

Las reiteradas alusiones del senador Mario Abdo Benítez (h) a los supuestos peligros de fraude en las próximas internas de la ANR, no puede ser interpretado más que como un abrir de paraguas a lo que se perfila como su inminente derrota. De otra manera aportaría algún elemento que fundamentara  sus sospechas, lo que no aparece ni por asomo en sus arengas. Sin embargo, en su equipo ocupan un sitial relevante personajes de la calaña de Juan Carlos Galaverna y Silvio “Beto” Ovelar,  el uno, profanador confeso de la voluntad popular,  el otro, “experto” en compra de cédulas para alterar el resultado de las elecciones. En consecuencia, si de preocupaciones reales se trata, éstas deberían anidarse en todo caso en filas de Honor Colorado y no de los “Añetete”, de vastísima “trayectoria” en despojar al soberano del derecho fundamental a poder elegir.

 A comienzos del 2008, el 9 de enero para mayor precisión, ABC Color titulaba en destaque “Calé admite responsabilidad en fraude de internas del 92”. Entonces, el dueño de este diario y Galaverna eran archi enemigos, no como ahora que andan de amores. El texto resalta que “el senador oficialista, violador confeso de la Constitución Nacional, admitió ayer, por radio Ñandutí, ser responsable del fraude de las elecciones internas del Partido Colorado, en las que la dupla Wasmosy-Seifart se adjudicó la victoria frente a la dupla Argaña-Ybáñez, en los comicios del 27 de diciembre de 1992”.

Resulta sorprendente el desparpajo de Galaverna al momento de confesar el delito a Humberto Rubín. “sí, soy parte de los responsables de esa estupidez que hicimos en la manipulación de los resultados electorales y asumo sus consecuencias morales, éticas y si hubiera alguna consecuencia de orden judicial, también estoy dispuesto a asumir”, había manifestado entonces.

Unos años después, el 19 de abril del 2013, el mismo diario también titulaba en destaque “Senador, en compra de votos”. Se refería a Silvio “Beto” Ovelar, entonces aspirante a la reelección, quien fue descubierto “con las manos en la masa”, filmación mediante, mientras organizaba la compra de votos colorados por 100.000 guaraníes cada uno y de cédulas de liberales, por el mismo valor, para que no voten.

En una parte del publicitado video, se le escucha claramente a Ovelar decir “vamos a hacer un trato ‘apu’a’. Vamos a dar G. 100.000 por cada uno que va a votar, y vos… por cada que se queda, a parte otros G. 100.000 para vos. Se quedan 20 (liberales) de vos, G. 2 millones es para vos; 30, G. 3 millones se queda para vos. Pero vamos a entintar y cedular todo”.

Pues bien, esta es la catadura moral de los lugartenientes de Marito. Para uno, armar la compra de votos y de cédulas es “un trato de caballeros”, para el otro cambiar el resultado de las internas, en las que de hecho se definía quién sería el próximo presidente, solamente “una estupidez”, aunque después se comprobó que así comenzaba a escribirse el capítulo más negros de la etapa democrática, que culminó en marzo de 1999, con el magnicidio de Argaña y la masacre de jóvenes en las plazas del Congreso.

¿De qué puede preocuparse entonces Marito, sin dejar al descubierto su profundo cinismo? Los delincuentes en materia electoral (y en otras) están en su equipo;  “el violador confeso” como su mentor político y “Trato apu’a” como su principal escudero.

Puede acostarse a dormir tranquilo…

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