El presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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Trump cedió ante la presión demócrata y levantó el cierre parcial del gobierno

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio un plazo de tres semanas para seguir negociando el presupuesto en el Congreso. Sigue firme en reclamar los fondos para la construcción del muro en la frontera con México, pese a que accediera a levantar el cierre parcial del gobierno que afectaba desde hace más de un mes a cientos de miles de empleados públicos.

WASHINGTON.- Su lenguaje corporal era de evidente derrota. Apesadumbrado, sin gestos grandilocuentes ni exageraciones, Donald Trump anunció el viernes pasado desde la Casa Blanca que levantaba por tres semanas el cierre del gobierno que afectaba desde hace más de un mes a cientos de miles de funcionarios públicos.

A pesar de la decisión, el mandatario dijo que buscará negociar con los demócratas un presupuesto que contemple una partida millonaria para la construcción de un muro en la frontera con México. Fue un enorme golpe político para el magnate, que tuvo que ceder ante lo que exigía la oposición desde el principio, no obtuvo ni un dólar para su dique y tiene ahora que comenzar a negociar desde un punto cero.

“Estoy muy orgulloso de anunciar que hemos alcanzado un acuerdo para reabrir el gobierno”, dijo el presidente desde el jardín de las Rosas. Trump agradeció el esfuerzo de los empleados federales durante el cierre de la administración, el más largo de la historia del país, y aseguró que comenzarán a cobrar los sueldos atrasados “tan pronto como sea posible”. Indicó que si no se logra un consenso más adelante podría declarar el estado de emergencia para liberar los fondos sin aprobación del Congreso.

El acuerdo no incluye ni una palabra de los 5.700 millones de dólares que el jefe de Estado buscaba para concretar su gran promesa de campaña, pero desbloquea los fondos para el funcionamiento federal hasta el 15 de febrero. La situación para el gobernante estaba volviéndose por demás complicada, con 800.000 empleados sin recibir honorarios desde hace un mes y haciendo malabares para sobrevivir, con oficinas cerradas y millones de trámites atrasados, con problemas en los aeropuertos por falta de controladores aéreos y con la economía que ya comenzaba a sentir los daños.

Y lo peor para Donald Trump: según las encuestas, los estadounidenses culpaban al presidente por el cierre y no a los demócratas, y uno de cada cinco decía sentirse afectado por la parálisis, según un sondeo de ABC y The Washington Post. A la vez, el índice de desaprobación del mandatario se disparó 5 puntos en los últimos 3 meses.

A regañadientes, el magnate advirtió que habían sido vanos los esfuerzos que hizo por tratar de convencer a la población de que su muro era vital para frenar el “caos” humanitario y de seguridad en la frontera. Hasta en el interior del país, donde está afincada la base electoral que lo catapultó a la Casa Blanca en 2016, ya comenzaban a sentirse reclamos por la parálisis gubernamental. El mandatario además viene golpeado por el avance del “Rusiagate”, porque la guerra comercial con China no encuentra terreno firme y todavía no se ven resultados en su anunciado y pomposo deshielo con Corea del Norte.

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