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El presidente de EE.UU., Donald Trump, decidió suspender su esperado viaje a la Cumbre de las Américas y a Colombia ante la inminencia de un posible ataque militar al régimen sirio. La visita a Lima, prevista para este viernes y sábado, era su primera visita a Latinoamérica, una región ante la que ha mostrado escaso interés y donde su popularidad toca mínimos históricos.
WASHINGTON.- Cada vez quedan menos dudas de que el mandatario va a optar por la respuesta militar al ataque del sábado pasado a Duma, un reducto rebelde en la periferia de Damasco.
La agresión, que acabó con la vida de al menos 42 civiles y causó cientos de heridos, fue supuestamente perpetrada con armas químicas por las tropas de Bashar al-Assad. Aunque Moscú y Damasco niegan tajantemente su implicación, el presidente de EE.UU. la da por hecha y la considera un desafío a la línea roja que trazó hace un año, cuando ante una matanza similar del régimen sirio, arrasó con 59 misiles Tomahawk la base aérea de Shayrat, en la ciudad de Homs.
Por otra parte, Trump tenía planeado arribar a Lima para asistir a la Cumbre de las Américas este viernes y sábado, y luego volar a Colombia. En la capital peruana se iba a reunir con “varios líderes regionales”, según se había señalado oficialmente en Washington, sin aclarar con quiénes. Desde Buenos Aires, habían anticipado que se reuniría con el argentino Mauricio Macri.
El presidente iba a la Cumbre con dos objetivos principales: acelerar la respuesta regional a la crisis en Venezuela y convencer a América latina de que China no es un socio económico fiable, un mensaje que podía incomodar a la región.
Donald Trump, que tiene una imagen muy baja en Latinoamérica, también intenta poner frenos al flujo inmigratorio, su gran obsesión. En ese sentido allí tendría que verse la cara con el mexicano Enrique Peña Nieto, por ejemplo, y presidentes centroamericanos.
También era probable que se cruzara de forma incómoda en algún pasillo con el cubano Raúl Castro con quien, a diferencia de Barack Obama, congeló relaciones.
Por estos motivos se habló bastante en Washington de que podría cancelar su visita y de hecho la Casa Blanca la confirmó recién hace unas semanas. Pero evidentemente Trump, encontró en Siria un buen motivo para no salir de Estados Unidos estos días.
