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El TSJE ante duras pruebas

Del Tribunal Superior de Justicia Electoral podrán decirse muchas cosas. Antro de clientelismo político en el pasado, y quizás hasta en el presente, aunque algo atenuado, escenario de escándalos hasta de tipo amatorio (como cuando Calé irrumpió en la apacible infidelidad de uno de los miembros del Tribunal con una connotada dama de la sociedad) y se armó un tole tole de aquellos, pasando por denuncias de corrupción (¿cuándo no?) y toda la parafernalia subsiguiente.

Pero en medio de toda esa obscuridad hay que decirlo con todas las letras, siempre brilló una luz. Nunca, le metieron mano a las compulsas electorales que se realizaron a lo largo y a lo ancho del país en todo este tiempo. Se produjeron denuncias es cierto, pero jamás fueron probadas ni fueron relevantes para torcer resultados que es lo más temible en este caso.

El ejemplo es destacable por varias razones. El proceso provenía de la larga tiranía de Alfredo Stroessner, donde efectivamente se hicieron papilla de este tipo de instituciones electorales. Se “cargaban” urnas a discreción, era una joda total y al decir del tirano, hasta “se regalaban votos a la oposición”.

De ese estado de cosas hubo que partir. Cambiar toda una mentalidad tramposa en la materia e ir recuperando poco a poco la credibilidad perdida. Nada más difícil.

Pero increíblemente se logró. Se hicieron las primeras elecciones “libres” y todo el mundo esperaba denuncias de fraudes de aquí para allá. Los hubo, pero no pasaron a mayores. Todo el mundo aceptó y se proclamó a los ganadores con entera normalidad.

Y así pasaron elecciones y elecciones de todo tipo, hasta de cooperativas y clubes de fútbol.

Inmediatamente la labor del TSJE fue reconocida a nivel Latinoamericano. Y los miembros del tribunal fueron invitados a dar charlas y conferencias sobre la realidad paraguaya y a participar como observadores en eventos eleccionarios de primer nivel.

La institución fue aún más adelante. Llegó a implementar por primera vez en la historia el famoso “voto electrónico” con urnas que fueron prestadas porel Brasil. La experiencia resultó a medias por lo que se volvió a desechar el novedoso sistema.

No fue esa la única innovación, a lo largo de otras experiencias, la institución puso en vigencia también el denominado TREP (Transmisión Rápida de Resultados Electorales) para lo cual hubo que montar toda una pequeña infraestructura. Y resultó todo bien. El sistema está en uso y es una garantía de transparencia.

El TSJE se encamina ahora a dos grandes desafíos: Primero las internas simultáneas de todos los partidos, previstas ya para este ajetreado diciembre; luego las nacionales en abril del año que viene, pruebas supremas que en el pasado ya fueron sorteadas con éxito por el organismo.

Como en otras ocasiones, siempre hay obstáculos que superar. Nos referimos a ciertas denuncias de los disidentes stronistas “Añetete”, quienes están poniendo en tela de juicio la imparcialidad y transparencia del TSJE, como un modo de abrir el paraguas ante una eventual catastrófica derrota en las urnas. Es de esperar que el claro intento de amedrentamiento sea ignorado, botado a la basura, como corresponde.

Es menester entonces que desde los ministros hasta el último funcionario, se pongan las pilas y reediten impecables compulsas electorales como en el pasado, donde nadie salió perjudicado nifavorecido demanera irregular.

La materia con la que trabajan es demasiado sensible para la ciudadanía en democracia. El voto es la expresión suprema del pueblo y debe ser respetado puntillosamente.

Por algo en el emblema de la entidad se lee “Custodio de la voluntad popular”.

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