ADN Digital
El próximo fin de semana son las elecciones generales. Por supuesto, la instancia más representativa y por ello la más delicada en las sociedades democráticas.
El soberano debe ejercer su derecho al voto, a designar a sus representantes en el Parlamento, bicameral, diputados y senadores, gobernadores, etc., por el periodo constitucional correspondiente, que en nuestro país, es de cinco años. Mucho tiempo para las autoridades que hacen mal sus labores y poco tiempo para los gobiernos constructivos como el que está cerrando su mandato, presidido por Horacio Cartes.
Todas las instituciones involucradas en el proceso eleccionario juegan un papel sumamente importante, desde las autoridades policiales que deben velar por el orden y la seguridad de los votantes, hasta los miembros de las mesas que no deben prestarse a ninguna jugarreta que pueda enturbiar las elecciones.
Pero sin duda, la estrella de todo este proceso, es la Justicia Electoral encabezada por tres ministros que componen el Tribunal Superior, que es el máximo órgano en la materia.
Mirando la trayectoria que el TSJE ha tenido a lo largo de los tiempos, desde la era democrática, tendría que reinar una total tranquilidad respecto a su desempeño en el futuro acto comicial.
El TSJE ha salido airoso de cientos de eventos eleccionarios de todo tipo, desde elecciones generales, hasta renovación de autoridades de cooperativas y gremios, hasta de pescadores, sin querer ser peyorativos. Ha tenido todo listo a tiempo, ejerció un eficiente control del tiempo del sufragio y produjo dictámenes en tiempo y forma, de modo que casi no surgieron reclamos de alguna importancia en alguno de ellos.
Y esto lo reconocieron organismos de observación electoral de instituciones tan serias como la OEA y la Unión Europea.
Ahora el TSJE está nuevamente ante el “Día D”, cuando se jugará el futuro de todos quienes habitamos esta bendita tierra guaraní.
Hasta ahora los preparativos han ido bien. Se probó el sistema TREP, transmisión rápida de resultados, los maletines con los útiles eleccionarios ya están cargados y fueron supervisados, llegó una pléyade de observadores internacionales, que lo están viendo todo ok y la cosa marcha con absoluta normalidad.
Ahora bien el TSJE no debe bajar la guardia. La carrera por el sillón presidencial de repente tiene personajes sin escrúpulos, capaces de cualquier cosa con tal de salir con sus objetivos. Si hasta ordenaron nada menos que la quema del Congreso, por qué no van a estar en condiciones de secuestrar urnas, adulterarlas, generar serios incidentes, donde hasta podría correr sangre, con tal de patear el tablero y pretender que se baraje de nuevo.
Atentos. Nada les favorece. La desproporción en materia de intención de votos que reflejan las encuestas es algo nunca visto. No hay manera de remontar. Perdido por perdido…
El TSJE debe cerrar todas las posibles brechas. Es la entidad clave. Si la misma resiste a cualquier dislate que intenten estos bucaneros de la política, entonces todo se habrá salvado.
No deben salirse con la suya…