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ASUNCIÓN.- El izamiento de la bandera al mástil del Palacio de López, con la presencia de todos sus ministros, fue el único acto oficial de recordación de la fundación de Asunción (y su primer año de gobierno) en el que participó el presidente Mario Abdo Benítez.

Antes del estallido de la crisis desatada en torno al acta secreta de Itaipú, el protocolo previó la participación del presidente del Ejecutivo a la misa por Asunción, en la Catedral Metropolitana.

También evaluaron la emisión de un breve informe a la nación que iba a ser emitido por los medios de comunicación masiva. El momento crítico, sin embargo, determinó dejar de lado. Tanto las encuestas como la “sensación en las calles”, aplazaron el primer año de gestión gubernativa de Abdo.

La no concurrencia del jefe del Ejecutivo a la Catedral obedeció a una lógica del momento, y de la cuestión de seguridad.

En las plazas aledañas a la sede religiosa, referentes de varias organizaciones (principalmente campesinos) estaban apostados. Y resultaba obvio que si el presidente iba a la misa, iban a surgir los escraches previstos.

Por otro lado, el número uno del Ejecutivo aún no dio a conocer los cambios que el mismo dijo iba a registrarse en varios entes.