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Una golondrina no hace verano

El escándalo de los audios filtrados, que no son otra cosa que pinchazos telefónicos de dudosa legalidad, pero que, en fin, están oficiando como sacacorchos de un problema del que todo el mundo sabía que existía, desde esa escuela de corrupción que fue la época de la dictadura stronista, que pervirtió todos los valores habidos y por haber en la sociedad paraguaya.

Para hacerle algo de justicia al Tiranosaurio, digamos que muchos de los escribientes de la época pre stronista también recogen historias de una importante corrupción judicial, de la que se salvaron por supuesto ilustres jurisconsultos que dejaron huellas indelebles pero escasas en la Casa de Astrea.

Ese tema de los “audios filtrados” empezó sesgadamente, en plena época pre eleccionaria, en una operación cuidadosamente diseñada posiblemente por los estrategas de la “guerra sucia” que trabajaron en la campaña anti cartista.

El vehículo utilizando ¡cuándo no!, el holding ABC, del adorador del dinero Aldo Zuccolillo Moscarda.

Bien, o mal, el tema está instalado a trancas y barrancas, y va cayendo gente importante que debe tener todas las garantías de defensa, lo que parece no haber ocurrido en el caso de los dos senadores renunciantes. Ello no debe repetirse. De otro modo, la corrupción judicial,  léase injerencias políticas, estará más vivita y coleando que nunca.

Aparentemente también este tema de las “imputaciones selectivas”, está cediendo, dándole un cariz más severo al tema. Ojalá que no se trate de un caso aislado.

Ayer, el fiscal adjunto anticorrupción, Federico Espinoza, ordenó una investigación contra el diputado liberal Carlos Portillo, también como consecuencia de audios filtrados.

Supuestamente se le escucha al pintoresco legislador decir que consiguió cargos a varias personas en diversos estamentos judiciales de la capital del Alto Paraná. La carpeta fiscal está caratulada como tráfico de influencias, soborno agravado, cohecho pasivo agravado y asociación criminal.

Portillo, hasta el momento, era un veterano en eludir imputaciones por estos temas de “fonopinchazos”. Nadie se animaba a echarle el guante pese a la enorme cantidad de evidencias acumuladas en su contra.

 Hace poco tiempo, incluso, en una entrevista en el programa ”Despertar” de la 107.5 de CDE y Radio 1000, admitió tranquilamente que seguía manejando su buffet jurídico en CDE, algo que le está expresamente prohibido a los legisladores por la Constitución Nacional. Nadie dijo nada e hizo nada.  Hasta que ahora el Ministerio Público se decidió a investigarlo.

Dice el refrán que una sola golondrina no hace verano. También están otros, connotados legisladores de la oposición, quienes aparecen en los famosos audios, que hasta ahora están “blindados”. La ciudadanía mira. ¿Se renovará realmente la Justicia o son detestables vendettas políticas?

Los próximos pasos de los investigadores serán claves…

 

 

 

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