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Una medida de Justicia tributaria elemental

Es lamentable que la manipulación de sectores que utilizan el oportunismo político para imponer sus ideas impida un debate serio sobre una forma eficaz y justa de que el Estado pudiera recaudar más a través de los impuestos.

La postura de algunas autoridades de anunciar el veto a una ley que establezca un impuesto a la exportación de soja es utilizada por avivados para denostar en contra del gobierno, asegurando que no le interesa la posibilidad de lograr mayores beneficios en materia tributaria. Sin embargo, expertos en la materia han demostrado que este posible impuesto solamente afectaría a los pequeños y medianos agricultores, y no a las grandes agroexportadoras (ADM, Cargill, Drayfus, Bunge y Noble), las que, según los proyectistas, debieran ser los principales afectados por la normativa.

La solución que plantean los representantes del gobierno es tan simple que merecería ser analizada con mayor seriedad por los legisladores: elevar al IVA agropecuario, pasando del 5 al 10%, que generaría un ingreso aproximado de unos 70 millones de dólares más al fisco; además, analizar la posibilidad de la implementación eficaz del IRAGRO, en donde se producen grandes fugas, lo que también aumentaría el ingreso de dinero al fisco, por lo menos unos 30 o 50 millones más.

Este es un planteamiento serio y no oportunista; además, es una medida clara de Justicia tributaria de lo más elemental ya que allí sí tributarían más quienes más tienen y no con el vapuleado proyecto que el Senado tiene en sus manos ahora. Lo peor de esta situación es que el tema planteado por la izquierda y que formó parte de un pacto político, no va a pasar el filtro del Congreso, como tampoco pasaron varios intentos anteriores, así que, de nuevo, nos quedaremos sin el pan y sin la torta.

El aumento del IVA agropecuario no es un invento de nadie. Se aplica de manera eficaz en otros países de la región sin que ningún sector haya sufrido ninguna tragedia, y, beneficiando a las arcas públicas.

Aquí también ha ocurrido lo mismo en otras áreas. No olvidemos, hace un tiempo atrás, cuando se planteó que las cooperativas tributaran el IVA, y que generó movilizaciones y protestas intensas. Sin embargo, el impuesto se implementó y hoy nadie siquiera se atreve a decir que fue contraproducente, ni siquiera para los cooperativistas. Lo mismo ha ocurrido en el sistema bancario y en el de las financieras, que poco a poco se han acostumbrado a las nuevas reglas de juego sin consecuencias negativas para ellas.

Estas 2 posturas, el impuesto a la exportación de soja por un lado, y el aumento del IVA agropecuario por el otro, definen a las claras los 2 modelos de país que están en juego; uno, el de la izquierda, oportunista y demagógico, sin beneficios para nadie y sí con graves perjuicios a los más desprotegidos; y el otro, el del gobierno, analizado, coherente y fácil de implementar, con claros beneficios para el fisco y para la gente.

Posiblemente este sea un primer escenario de lo que veremos en este proceso electoral que culminará en abril del año próximo con la elección del nuevo presidente de la República. Y seremos nosotros, los ciudadanos, quienes tendremos que elegir entre el show mediático y la realidad clara y contundente. Este debate entre las 2 alternativas será una buena manera de conocer a quienes aspiran seguir manejando nuestros destinos.

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