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Una sentencia para debatir de verdad

Por: Dr. Mario R. Centurión (*)

El país entero se pregunta si le resolución dictada en el llamado Curuguaty por el Tribunal de Sentencia es correcta o no, o si es justa o no. Como se sabe, la misma aplicó altas penas carcelarias a los ahora condenados. La pregunta es de coyuntura, sin embargo hay que señalar que hay una pregunta mucho más importante que le precede en forma ontológica si se quiere conocer la verdad de las cosas: ¿se puede esperar justicia de la justicia estatal? Para responder esta pregunta hay que correr el eje del debate con nuevos argumentos, ideas, conocimientos teóricos y razones.

La sentencia recaída es la consecuencia lógica de la aplicación simplemente del llamado positivismo jurídico vigente desde hace más de cien años en el Paraguay y en el mundo entero, con el agregado de que el caso es considerado “complejo”, o sea es un caso con tinte político. Cabe recordar que al mismo tiempo que Kelsen hacia su teoría, Karl Schmitt, teórico nazi, había formulado en su momento que “el derecho únicamente proviene del Estado”, y esa fórmula se aplicó en forma sistemática en todos los estados naciones desde entonces, luego de la Primera Guerra Mundial.

Hitler organizó, mediante la ley y el estado, los hornos crematorios, Mussolini hizo otro tanto, Stalin mató como a 40 millones bajo esa estela mediante el Estado, la justicia y la ley. Con lo cual nadie puede estar de acuerdo.

Dicho esto, cabe señalar que el positivismo jurídico en manos de quien esté producirá daño, y el daño y la agresión serán mayores si caen en manos de déspotas amorales. En nuestro país ya tiene rancio abolengo los desastres del positivismo jurídico. El Estado, en su momento, cuando el Partido Liberal estaba en el poder absolvió al presidente Guggiari y los suyos cuando se produjo la matanza de estudiantes el 23 de octubre de 1931 y así se podría citar varios otros ejemplos. De modo que el asunto no pasa por hacer “análisis” coyunturales para reclamar, protestar y anhelar una verdadera justicia; el asunto pasa por cuestionar corriendo el eje debate de si la justicia en manos del Estado o del juez funcionario realmente puede hacer justicia. Personalmente creo que no, porque es incompatible contra la naturaleza humana, que es contraria a todo tipo de agresión.

No obstante, cabe apuntar que la sentencia recaída hubiera sido de la aprobación de un fiero republicano como el gran Cicerón que combatió con la retórica y le derrotó al tirano Catilina bajo la fórmula de que “la salud de la

república es la suprema ley”. Esta sentencia de alguna manera tiene ese efecto, habría salvado la república, porque de haber sido lo contrario, lo más probable es que se iban a multiplicar revueltas y desmanes de todo tipo y en conocimiento de la naturaleza de quienes desde detrás estaban potenciando el malestar con acciones hasta directas, y que iban a traer como correlato represiones violentas que nadie quiere, pues con la violencia no se consigue nada bueno.

(*)Abogado y periodista. Es autor de 7 libros, su último libro del 2016 se llama “Miseria de la justicia paraguaya”.

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