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“Unificar criterios es indispensable para la educación”

 

Por: Lic. Juan Ramón González Pereira (*) juanragonzapere@gmail.com.
Por: Lic. Juan Ramón González Pereira (*) [email protected].

En toda sociedad el concepto de normas, leyes, estatutos o constituciones son sinónimos de un cumplimiento imperativo; que parte de un amplio coloquio de representantes sociales que buscan en estas normativas cimentar una vivencia en el marco del respeto y la dignidad de sus ciudadanos.

Paraguay necesita imperiosamente aprender a convivir con el imperativo de sus leyes; y la justicia tiene en este deseo un rol preponderante, en velar por nuestros derechos y el cumplimiento fiel de nuestras obligaciones.

La educación sistemática de nuestro pueblo, sea ésta en cualquier ciclo o nivel, no puede estar ajena a encaminar la enseñanza de niños y jóvenes fuera de unas reglas o normas claras que nos aseguran una interacción buena y eficaz entre los protagonistas de la educación.

Haciendo una mirada crítica desde nuestras instituciones educativas vemos una alicaída práctica de los valores, que deben ser propios de una sociedad ordenada que busca aflorar y mostrarse como una gran cultura.

Estas anomalías diarias como son la irresponsabilidad, los malos hábitos, la impuntualidad, la deshonestidad y otros que hacen a la plenitud de una persona, no sólo lo visualizamos en el accionar del niño o del joven sino muchas veces en nosotros mismo, docentes, directores, supervisores o padres que se reúsan a hacer frente a vicios que nos denigran y nos impiden crecer; volviéndonos mediocres como sociedad.

Es hora de aunar esfuerzos en nuestras comunidades educativas, comprometerse y empoderarse de dichas situaciones que nos impiden dar pasos firmes hacia la construcción de la patria soñada.

Urge en educación una decisión de todas las partes en vivir la experiencia de los valores, que de hecho surge del deseo de uno en practicarlo; pero que en la convivencia deben éstas regirse imperativamente, señalando a quienes lo incumplan; valorando y destacando a aquellos que son capaces de construir ciudadanía y no ser cómplice de su deterioro.

En algunas escuelas y colegios se están dando mejoras en cuanto a logística e infraestructura, estas mejoras deben también contagiar nuestra identidad con ellos.Ya no podemos mirar y ser cómplices como en experiencias anteriores; ver desplomarse en poco tiempo lo que podríamos utilizar durante varios años.

Debemos ser fuertes, no claudicar ante hechos que a veces consideramos nos han ganado. Cuidemos, acompañemos y comprometámonos con la educación de nuestro país.

Hagamos  todos méritos para que el ejercicio de la educación gire en torno al amor al otro, en especial a los más débiles, pero sin renunciar al cumplimiento fiel de las normativas, que recordamos son imperativas y deben ser valoradas y cumplidas por todos los actores de la educación.

Está en nuestras manos como educadores hacer realidad estos cambios de paradigmas sociales y de esa manera volver a disfrutar del hermoso trabajo y el arte de enseñar.

 

(*) Comentarista invitado

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