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Usureros vuelven a la carga

Lento, pero seguro. Como la gota que horada la piedra. “Sin que te vean llegar”, como recomienda Satanás, en el “Abogado del Diablo”.

Así están recuperando los banqueros el terreno perdido cuando el gobierno y el Parlamento le impusieron tasas menos usurarias al tema de las tarjetas de crédito.

En realidad en ese mismo momento, ya anticiparon la “hecatombe del sistema”. Que todo se desmoronaría, que bancos y financieras por poco no terminarían pidiendo limosna.

Las autoridades nacionales se plantaron, como es la tónica de los últimos tiempos, en defensa de la gente. Se mantuvieron las tasas bajas durante todo este tiempo, pero ahora, avanza lentamente como una serpiente, un proyecto para devolverles los niveles de usura por los que tanto se lamentaron.

El tema de la ley de fojas cero, en realidad ya está bastante avanzado. El Banco Central del Paraguay (BCP) fijó las tasas en 14,87%, que son las que están vigentes y que tanta roncha causan al opulento sistema bancario.

En este momento, marcha una propuesta que se estudia silenciosamente en el Congreso que pretendía un 30% y el Senado lo modificó y bajó a 26% y ahora está en Diputados.  Aparentemente todo está listo para el golpe.

Agitaron tantos fantasmas, que ahora les darán la razón,  además de quien sabe que otros suculentos dividendos.

Lo leímos en la prensa por algún lado: La pretensión es llegar a los topes que fueron derribados con la ley. Nunca los banqueros aceptaron, tan siquiera, la posibilidad de mover esas tasas, que superaban el 56%, lo que siempre fue calificado de “abuso impune” por ejemplo, por Amílcar Ferreira, analista financiero.

Los banqueros apuntan un decrecimiento en el uso de los plásticos, corroborado por el BCP, que informa que durante el primer trimestre de este año bajó el 8% el consumo en tarjetas de crédito, con relación al mismo periodo 2015. Lo que no informan que la baja sería una consecuencia directa de la suspensión de promociones y bonificaciones, que aplicaron los mismos bancos, posiblemente para hacerse de las víctimas.

Sería un retroceso evidente. Lógicamente, los opinólogos que están lejos del mundo de la realidad, justifican todo con la historia del libre juego de las fuerzas del mercado.

Las autoridades nacionales, Ejecutivo y Legislativo, deben seguir apostando al pobre. Al hombre de clase media que tiene una familia atrás y para quien el uso de la tarjeta, es un auxiliar “salvattore” en determinadas circunstancias.

Lo advertimos ya en un  par de oportunidades. ¿Qué pretenden los grandes banqueros con esto?. ¿Acaso vivir rodeados de pobres?. Sin duda son tiempos en que hay que pensar en que la solidaridad no es una virtud, sino una necesidad social clave en los tiempos que corren.

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