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El verdadero combate aún no ha comenzado

La decisión adoptada por Oscar González Daher bien podría titularse como “crónica de una dimisión anunciada”. Jaqueado por todos los flancos, solo le quedaba esa opción o someterse a una mayor humillación, mediante la pérdida de la investidura de senador, por segunda vez. Sin dudas, el suyo es uno de los casos que debe ser investigado y resuelto por la Justicia; apenas uno de los tantos que deberían abordarse con urgencia, en la tarea titánica que tenemos por delante los paraguayos, a fin de cortarle las alas a la impunidad y combatir la corrupción con cierta eficacia. Pero este no es el objetivo de quienes, sin la menor autoridad moral, se presentan ante la ciudadanía como redentores de la honestidad y la transparencia, cuando en realidad solo actúan movidos por las ansias de una vendetta que recién comienza, además de por la torpe creencia de que así se consolidarán en el poder por un largo período.

Nos referimos, claro está, al nuevo oficialismo y a sus aliados políticos de la oposición, quienes, alentados por los grandes grupos mediáticos encabezados por la familia Zuccolillo y Antonio Vierci, tienen la despreciable misión de realizar el trabajo sucio que estos le encomiendan, con el fin de aniquilar a Honor Colorado y, de ser posible, al mismo Horacio Cartes; el único presidente que les puso en vereda, despojándoles de los inaceptables privilegios que gozaron durante décadas.

Y no vienen con “el cuchillo bajo el poncho”. Lo exhiben sin ningún disimulo y ya difunden los nombres de los que a continuación pasarán a degüello, según sus planes, previos “escraches” cuidadosamente organizados, entre los que figuran los senadores Víctor Bogado, Javier Zacarías y Jorge Oviedo Matto, por el momento.

Tanta hipocresía no puede menos que llamar la atención de cualquier persona decente. Mientras condenan a unos pocos a la hoguera y se llenan la boca de frases grandilocuentes para impresionar a la gradería, el presidente de la República nombra como procurador de la República a un sinvergüenza como Sergio Coscia, imputado y acusado por la fiscalía por adulterar facturas a fin de evadir 260 millones de guaraníes en concepto de impuestos, que finalmente abonó al fisco para “zafar” del juicio. Un caso idéntico al del exdiputado  José María Ibáñez, pero por un monto 9 veces mayor, solo que en su caso no fue sancionado, sino premiado.

El mismo “mensaje” contradictorio con lo que se proclama envió Abdo Benítez al fotografiarse junto al presidente de la Cámara de Diputados, a quien visitó por segunda vez en la sede de la Cámara Baja. Este señor, Miguel Cuevas, está procesado por un faltante de G. 40.000 millones de la gobernación de Paraguarí, cuando él estaba al frente, a lo que se suman presuntos hechos de tráfico de influencias y el apadrinamiento de un allegado suyo para que asuma como titular de la ANNP, quien posee un rosario de antecedentes judiciales.

Pero de esto, la “prensa amiga” no dice una palabra, como tampoco de la permanencia de Fernando Lugo en el Senado, luego de violentar la Constitución al designar a dedo a dos senadores “truchos”, ni de Desirée Masi, que mantuvo chantajeados a ministros de la Corte para que no se expidan sobre su corrupto marido, ni de otros personajes de los que solo se acuerdan muy de vez en cuando, para guardar las apariencias, como el contralor General de la República, Enrique García, el diputado liberal Carlos Portillo o su correligionario parlasuriano Enzo Cardozo, por citar algunos casos de los que ejercen actualmente la función pública.

En este contexto, la renuncia de Gonzáles Daher está muy lejos de ser parte de una lucha franca contra los corruptos, como antes no fue la de José María Ibáñez. Es parte de la guerra desatada por “dos familias” mafiosas y por políticos que actúan bajo sus órdenes, para cobrar facturas pendientes y despejar el camino de todo obstáculo que les dificulte ejercer el poder discrecionalmente, como antes.

Que no pretendan engañarnos. Los hechos demuestran que el verdadero combate para poner fin a la impunidad y castigar a todos los corruptos, aún no ha comenzado.

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