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Vergonzosa degradación

Parece cierto eso que dicen de que los vicios, errores y metidas de pata pueden ser contagiosos. Es lo único que podría, de alguna manera, explicar lo que ocurrió esta semana en la Junta Municipal de Asunción, primero, y en la Cámara de Diputados, después.

Resulta que hay un supuesto líder religioso nigeriano, que tiene un comité, algo así como un club de fans paraguayo, que solicitó a los concejales capitalinos y a los diputados que Temitope Balogun Joshua fuera homenajeado como si de un verdadero héroe se tratara.

Ni los 24 concejales municipales ni los 80 diputados oyeron jamás hablar de Temitope, a pesar de lo cual creyeron en lo que decía el club de fans, que hablaba de que el africano curaba el sida y sacaba a los mismos demonios del cuerpo de quien fuere, y le otorgaron distinciones que, hasta hace poco nomás, fueron destinadas a personas que merecían todo el honor y el respeto de la ciudadanía paraguaya.

Ser declarado visitante ilustre de Asunción o recibir la Orden Nacional al Mérito “Comuneros” desde tiempos inmemoriales llenaban de orgullo a quienes tenían el honor de ser los destinatarios.

Artistas internacionales de gran nivel como Joaquín Sabina, Metallica, el “Puma” José Luis Rodríguez, o Shakira, por mencionar solo a algunos, fueron declarados visitantes ilustres de la ciudad de Asunción por la Junta Municipal de la capital.

Y la distinción de la Cámara de Diputados fue para el padre Luis María Otazua Guarrochena, por su invaluable aporte en lo material y espiritual a favor de los habitantes de la ciudad de Caaguazú, donde durante más de 50 años brindó su trabajo apostólico y educativo; la deportista del baloncesto de los años 1952 y 1962, Aida Magdalena González Vda. de Cáceres. Además, a Julio César Romero Insfrán, en su calidad de exfutbolista profesional, como ejemplo de perseverancia y sacrificio para la juventud paraguaya; la Selección Paraguaya Indígena, tras consagrarse como campeón de la primera Copa Indoamericana disputada en Chile; ola docente Alodia Santos, de 97 años, quien ejerció la docencia durante 55 años, enseñando las primeras letras a referentes del ámbito intelectual paraguayo, por mencionar solamente a quienes recibieron el galardón este año.

Mirando estos nombres y sus incuestionables trayectorias, es indudable la degradación a la que se ha sometido a estas distinciones que hasta hace poco contribuían a señalar a quienes se habían destacado en alguna actividad, al servicio de los demás, y a los extranjeros que nos habían permitido disfrutar de su arte.

Joshua no es digno, solidario ni artista. Es un avivado sinvergüenza cuya principal actividad es engañar a quienes tienen la mala suerte de cruzarse en su camino. Nuestros diputados y concejales ni siquiera necesitaron verlo para caer en su trampa.

Lo más grave no es que nuestras autoridades hayan querido distinguir a un fraude. Lo terrible es que, al hacerlo, han envilecido estas distinciones de las que ahora muy bien podrían avergonzarse quienes sí las merecieron. Un país tan sufrido como el nuestro no merece que se manoseen sus últimos bastiones de honor, respeto y admiración.

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