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Viernes 26: El horror se apoderó de la plaza

ASUNCIÓN.- Seis jóvenes más murieron en la noche del viernes 26, 3 días después de que empezaran los hechos que cambiarían la historia del país en la semana trágica que fue bautizada internacionalmente como “El Marzo Paraguayo”. Durante todo ese día la gente fue sumándose a quienes se manifestaban en la plaza, lo que desestabilizó a la policía y a los oviedistas que utilizaron la violencia intentando cambiar lo que ya no se podía cambiar.

Durante todo el día de ese viernes 26 primó, incluso, la alegría entre los manifestantes, y se sucedieron las muestras de solidaridad de grupos religiosos, personas particulares y de otras organizaciones que acercaban víveres y medicamentos para ayudar a quienes se encontraban en la plaza desde 3 días atrás. Algunos realizaban ollas populares para compartir la comida y en general primaba un espíritu de optimismo y firme decisión de permanecer en el lugar hasta que se produjera la renuncia del presidente Raúl Cubas.

Nadie estaba preparado para la represión que se inició a la tarde, cuando la policía inició una salvaje represión con la intención de desalojar a la gente de la plaza, obedeciendo una orden de la Presidencia. A los efectivos de seguridad se sumaron grupos de oviedistas que también agredían a los manifestantes, quienes, sobrepasados, abandonaron la plaza y se refugiaron frente a la Catedral.

Ya entonces había varios heridos tirados en el suelo, aunque hasta entonces solamente se empleaban camiones blindados que tiraban agua, efectivos que usaban escudos y garrotes, gases lacrimógenos, petardos y balines de goma.

Poco después, los manifestantes se reagruparon y contraatacaron, produciéndose una batalla campal, hasta que policías y oviedistas retrocedieron y los opositores recuperaron la plaza.

Mientras se armaban barricadas, Cubas dio la orden para que salieran los militares para restablecer el orden. Pero no fueron ni policías ni militares los que mataron a los manifestantes, sino francotiradores identificados como oviedistas, que dispararon balas de fuego a mansalva. Como saldo de esa semana trágica quedaron 7 jóvenes asesinados 769 personas heridas, de las cuales 92 lo fueron por las balas disparadas por los francotiradores. Ese día cambió la historia del país y decidió la suerte del gobierno de Cubas Grau.

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