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Violentos, no quieren irse

La crispación que hubo en el ambiente durante los últimos meses ya no tiene razón de ser. Las aguas han vuelto a su cauce normal con la decisión de HC de no postularse a la Presidencia de la República el año próximo. La minoría opositora violenta, logró su irracional objetivo, solamente “porque el país está primero”, como bien lo aclaró el jefe de Estado.

Quienes persisten en la absurda idea de seguir alentando el enfrentamiento parecen no entender que la crisis se ha descomprimido y que ya no es tiempo de violencia. En realidad, nunca lo fue, pero sus permanentes ataques e incitaciones hicieron que se llegara a situaciones lamentables como la muerte del joven Rodrigo Quintana.

Las posturas fueron tan extremistas que al final tenemos que llegar al absurdo de tener que agradecer que haya habido solo una víctima y no como pretendían estos políticos de barricada, que solo saben tirotear al proceso porque son incapaces de participar en la construcción de un país nuevo.

Durante estos meses se habló de todos los grandes desastres que sobrevolaban el territorio nacional, hasta de una posible guerra civil, lo cual jamás condijo con la actitud de la ciudadanía –la que no fue a la plaza manipulada por los inescrupulosos- que en todo momento se mostró firme en sus reclamos, pero también en sus deseos de solucionar la crisis por la vía del diálogo. Y no pasó nada, salvo que hubo violencia y una muerte a causa de que una clara minoría pretendió imponer sus intereses sin que le importaran un ápice la mayoría ni los intereses nacionales.

Quedaron heridas, claro que sí. Motivadas más que nada por la virulencia de esta gente que se resiste ahora a aceptar que la presión ha aflojado. Cualquiera pensaría que disidentes y opositores estarían festejando haber logrado que Cartes no se postule en el 2018, que siempre fue el objetivo real que los motivaba.

Pero no. Siguen mostrando una rabia difícil de justificar en este momento, pretendiendo convencer a la ciudadanía de que la actitud de Cartes no es más que una falacia con la que pretende engañar a todos, y que, finalmente, se postulará para el 2018.

Ellos saben que esto no es cierto, y que solamente la mente delirante de alguno de ellos es la que pretende convencer a la gente de que el presidente ha mentido públicamente.

Resulta evidente que esta gente no puede tener espacios en tiempo de paz, de construcción, de proyectos. Y no puede porque los senadores del “grupete” son incapaces de presentar propuestas que convengan a la ciudadanía. Hasta diríamos que son incapaces de pensar por otra gente que no sean ellos mismos, sus intereses y privilegios. Por eso aprovecharon tan bien los últimos meses, cuando –mediante sus propias acciones- lograron crispar a tal punto el ambiente que el debate se volvió irracional.

Pero esto se acabó señores. Lo único que hacen al persistir en la irracionalidad y la intolerancia es mostrar su verdadera esencia, la de políticos egoístas y ambiciosos que nada tienen que ver con la vocación de estadista que necesita un jefe de Estado para anteponer los intereses nacionales por sobre los particulares. Así que ahora, no les queda otra que trabajar por la pacificación del país. Ya no es tiempo de retrocesos.

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