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¡Viva la libertad!, pero para todos

La libertad de manifestación es un derecho contemplado por nuestra Constitución que nadie discute. Es parte del conjunto de libertades públicas de las cuales nuestro país y nuestro pueblo disfruta plenamente. Sin embargo ha surgido, una vez más, la controversia en torno a la forma en que ésta se ejerce, particularmente las organizaciones campesinas, que nuevamente  convirtieron la vida cotidiana en Asunción en un auténtico calvario, al cerrar boca calles y arterias estratégicas de acceso y salida de la Capital del país en horarios clave.

Ayer, transitar 200 metros por la avenida España, desde Brasil hasta Estados Unidos, llevaba aproximadamente 40 minutos, según reportaban colegas de distintos medios. En la intersección de Estrella y Alberdi, pleno microcentro, el embotellamiento fue feroz. La nueva “modalidad” es que grupos reducidos de labriegos se acuestan en el asfalto impidiendo la libre circulación, por el tiempo que éstos consideren, ante la amenazante actitud de otros que portan sus manos los ya “tradicionales” garrotes, por si algún automovilista tuviera la “mala idea” de tratar de avanzar. Y así, en muchos otros puntos de la ciudad, en horarios pico de la mañana y al caer la tarde.

De igual modo, cada vez son más los informes de conatos de violencia protagonizados por activistas de dichas organizaciones. A una mujer, que transitaba sola en su vehículo, intentaron abrirle la puerta, nadie sabe con qué fines, y golpearon con sus palos la carrocería.

Los paraguayos somos solidarios, de esto no le quepa a nadie la menor duda. Y lo somos aún más con aquellos cuyos problemas fueron históricamente desatendidos, como en el caso de los campesinos, aunque esto se está revirtiendo felizmente desde hace ya algunos años. Pero no tenemos porqué tolerar que ni ellos, ni otros abusen de la predisposición a apoyarlos y del derecho a formular sus reivindicaciones, por más equivocadas que las mismas puedan ser, atropellando los nuestros sin contemplaciones, como ocurre actualmente.

Respetamos y defendemos la libertad que tienen los labriegos a manifestar sus reclamos. Sin embargo, ellos también deben respetar  el derecho irrestricto de la ciudadanía a transitar con seguridad y sin ningún impedimento por las calles de Asunción, de otras ciudades o cualquier ruta del país.

Libertad para los campesinos, sí, pero no solo para ellos, sino para todos. Y esto último, desgraciadamente, está siendo violentado con total impunidad.

El Director

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