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ASUNCIÓN.- Varios medios de comunicación, políticos y ciudadanos utilizaron las redes sociales para escrachar al ministro de Hacienda, Santiago Peña, por haberse afiliado el sábado, luego de la convención colorada, presuntamente para permanecer en el puesto. Nadie recuerda que cualquiera puede elegir afiliarse cuando y al partido que quiera, tal como lo asegura la Constitución Nacional.
Bastante antes de la convención colorada, Peña había manifestado al presidente Horacio Cartes y otros colaboradores suyos que quería afiliarse a la ANR porque de esa manera regresaría a sus raíces, ya que un antepasado suyo había formado parte de la fundación del partido. Esto no solamente lo comentó en jefe de Estado el sábado pasado, sino que quienes fueron testigos del momento lo confirmaron.
Pero más allá de esto, es inadmisible que en plena vigencia del sistema democrático, que garantiza que hombres y mujeres sean libres de tomar las decisiones que prefieran, se satanice a un joven profesional que ha demostrado su eficiencia en el cargo que ocupa desde hace varios meses y que figura entre los mejores ministros de Hacienda de la región.
La Constitución Nacional garantiza la libertad para que cada ciudadano escoja su religión, club de fútbol y partido político que desee y en el momento que desee. Algunos dicen que probablemente Peña debió esperar que finalice la convención y se afilie otro día, y casi en secreto, como si lo que hubiera decidido hacer fuera un pecado que debiera ser ocultado a la ciudadanía.
Algunos llegaron a lamentar toda la preparación profesional que tiene el ministro, como si esta no siguiera estando al servicio del país, tal como ocurre desde que el presidente lo designó como parte de su gabinete.
Peña no era colorado cuando se lo nombró ministro de Hacienda. Para ese cargo, la afiliación nunca fue un requisito, desde Nicanor Duarte Frutos y su ministro Dionisio Borda, que siguió en el cargo con Fernando Lugo, y sigue sin serlo ahora.
Eso es lo que no se debe olvidar; Peña se afilió a la ANR porque lo había decidido hacía mucho tiempo. Si eligió el día de la convención para hacerlo, algunos pueda en estar de acuerdo, otros no; pero nadie puede abuchearle como si fuera un delincuente o alguien sin firmeza de espíritu, la que demuestra todos los días peleando por ubicar a nuestro país entre los más estables financieramente en la región. Ubiquémonos.
