Inicio / La visión de ADN / Ya no hay vuelta atrás

Ya no hay vuelta atrás

Durante muchos meses la gente de este país ha vivido en ascuas sin saber lo que el destino podía depararle puesto que, aunque veía muchos avances en obras de infraestructura y programas sociales, había una terrible sensación de peligro al notar que uno de los poderes del Estado era conducido sin norte, como si el piloto se hubiera vuelto loco y llevara la nave directamente al abismo.

Nadie quería pensar que esto fuera cierto, así que cuando, una y otra vez, chocábamos con el muro de la irracionalidad impuesta por el Senado, intentábamos convencernos de que era algo pasajero y que el internismo y la ambición política no pondrían en riesgo todo un proceso que ya lleva demasiados años, vidas y sueños.

Quizás alguno puede pensar, con razón, que cuando generalizamos hablando del Senado somos injustos, puesto que ahí dentro hay personas –no muchas, es cierto- que aún consideran que ocupan bancas en una de las cámaras del Congreso para actuar a favor de la ciudadanía y no en contra de ella. Así que nos limitaremos a referirnos a la disidencia colorada y algunos sectores de la oposición, que son los que, desde el primer semestre del 2015, tienen mayoría para cometer todas las tropelías que se les antoje.

Ayer quedó demostrado que nos equivocamos y que esto va mucho más allá de un simple enfrentamiento político. Esto es profundo, grave, y está orquestado por personas oscuras, que no tienen reparos en aplastar a todo el mundo a su paso, aunque más no sea por confirmar una candidatura a la Presidencia de la República.

Muchas veces hemos leído en la Constitución que si el Presupuesto del año siguiente no está promulgado antes del 1 de enero, seguirá vigente el anterior, pero jamás se nos ocurrió que alguna vez pudiera ocurrir, sencillamente porque, más allá de las diferencias entre bancadas y sectores políticos, había cosas que se tomaban en serio y una de ellas era la Ley del PGG.

Pero a medida que se acortan los plazos para las elecciones generales del 2018, la irracionalidad de la disidencia y sus secuaces ha ido en aumento. Así que, aunque se mostraron conscientes y maduros en la Comisión Bicameral de Presupuesto, mostraron uñas y dientes cuando el proyecto, con media sanción de Diputados, llegó a sus manos. Cualquier defensa que se pudiera hacer al proyecto que aprobó esta mayoría del Senado no resiste ningún análisis. Lo que ocurrió es que se cercenó la capacidad del gobierno de manejar la política monetaria desde el Banco Central y de pagar sus compromisos internacionales. Es decir, dejaron al país sin soporte alguno y expuesto a cualquier vendaval.

Y luego del lógico veto, reaccionaron indignados como si en algún momento hubieran pensado que el Ejecutivo bajaría la cabeza y aceptaría el hachazo de la disidencia. Ayer, ni siquiera se presentaron a la sesión extra convocada para aceptar o rechazar el veto. Así que ya es oficial; en el 2017 seguirá vigente el presupuesto del 2016, mucho menos conveniente para los nuevos desafíos que enfrentará el país el año próximo, pero es lo que decidió el Senado, que demostró que a veces no importa mucho tener grandes adhesiones, sino una ponzoña lo suficientemente venenosa para hacer un gran daño a la ciudadanía. Un país nunca quiebra, pero sus ciudadanos, sí.

Commentarios

comentarios

Mira también

Nunca es tarde

Fue en una conversación casual entre amigos, en estos días calurosos de finde. Por supuesto …