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Absurda designación

A medida que va acercándose el 15 de agosto y el presidente electo va contando quienes formarán parte de su gabinete, la decepción ha ido creciendo puesto que ha quedado más que claro que para su decisión no pesaron ni la capacidad, ni la trayectoria ni la honestidad, puesto que una gran parte de su “selección nacional” tiene problemas con la Justicia, y, salvo escasas excepciones, carece de noción mínima para el cargo para el que fue electo.

Pero lo de Arnaldo Giuzzio en la SENAD ya fue demasiado hasta para Mario Abdo Benítez, quien, ha quedado claro, es pésimo eligiendo a sus colaboradores. Exfiscal y exsenador, como dijo recientemente el apoderado de la ANR, Eduardo González, Giuzzio no destacó en ninguno de esos puestos, además de tener en su currículum el haber sido expulsado del Partido Colorado.

Y tiene razón González en sus cuestionamientos. Si bien reconoce que es potestad del presidente electo designar a sus colaboradores, le cuesta encontrar una razón para que una de estas designaciones haya caído en quien dirigirá la Secretaría Nacional Antidrogas a partir del 15 de agosto próximo.

Giuzzio fue la vedette del Ministerio Público cuando armaba expediciones pomposas, acompañado de los medios de comunicación, para allanar negocios, viviendas, fábricas, en busca de mafiosos y delincuentes. Los identificaba, lo informaba a la prensa y realizaba feroces procedimientos que lo hacían figurar a menudo en la tapa de los diarios y encabezaba los noticieros de los canales de televisión.

Pero en todo el tiempo que actuó como la estrella de la Fiscalía, sus denuncias cayeron casi siempre en saco roto. Ninguno de sus imputados fue a parar a la cárcel porque sus investigaciones, si bien eran ruidosas, tenían poca consistencia. En esa época se repitió bastante la vieja frase de que “los muertos que vos matais, gozan de buena salud”, puesto que los perseguidos de Giuzzio siguieron disfrutando de sus negocios y sus dividendos.

Expulsado del Partido Colorado, quiso entrar al Senado y no encontró mejor fórmula que aliarse con Desirée Masi y su marido, Rafael Filizzola, y postularse por el Partido Democrático Progresista (PDP). Consiguió su banca y luego de 4 años, cuando vio que no figuraba de nuevo en los planes del partido, renunció y se alejó de Masi, conformando una bancada independiente.

Su paso por el Senado fue tanto o más intrascendente que en la Fiscalía. Junto con el colorado Arnoldo Wiens intentaron marcar un hito denunciando públicamente, con nombre y apellido, a políticos, fiscales y jueces aliados al narcotráfico, basados en una investigación de la SENAD, la misma secretaría en la que ahora clavará sus garras.

Intentó volver al Senado a través de un movimiento independiente, pero no llegó ni a los premios; no lo votó casi nadie puesto que su paso por el Parlamento fue tan intrascendente que el electorado supo que no valía la pena que volviera a ocupar una banca.

Este es el personaje que eligió Abdo Benítez para que maneje una de las secretarías más delicadas del gobierno. Giuzzio es un bluf y resulta increíble que el presidente electo haya caído en sus manos y se haya dejado convencer por alguien tan lleno de aspavientos y pocas sustancias.  Si su gestión en la Fiscalía y en el Senado fue desastrosa, no habría que esperar nada distinto en la SENAD. El problema es que aquí puede generar un gran daño y eso sería funesto.

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