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Una abuelita de 90 años se encuentra desaparecida luego de un juez de paz de Piribebuy, le prohibiera ingresar a su vivienda, luego de ser denunciada por supuesto maltrato de parte de sus familiares. El magistrado en cuestión reconoció haber firmado la orden judicial sin conocer que se trataba de una persona de avanzada edad y con problemas de salud. La medida fue revocada y ahora la mujer se encuentra desaparecida.
PIRIBEBUY, Cordillera.- El juez de paz Arnulfo Dos Santos fue quien prohibió a la abuelita de 90 años ingresar a su vivienda luego de que su sobrina la denunciara, supuestamente por haber golpeado y maltratado verbalmente a su madre. La anciana se encuentra en grave estado y quedó en situación de calle, a raíz de la descabellada orden de restricción que firmó el magistrado.
El mismo admitió haber firmado dicho documento sin saber que se trataba de una persona de avanzada edad. En su intento de defenderse, Dos Santos aseguró que se trataba de una medida provisoria que quedó sin efecto, sin embargo, aseveró que no conocía que la mujer afectada tenía 90 años, identificada como Petrona Linares, quien actualmente se encuentra con paradero desconocido a consecuencia del mal proceder de Dos Santos.
“Nosotros no sabíamos que era una abuela y una persona vulnerable, como primera medida le citamos para una audiencia y una prohibición de acercamiento, pero después dejamos sin efecto”, afirmó Dos Santos.
Antes de la desaparición la anciana fue sometida a un chequeo médico en el Hospital Regional de Piribebuy, donde le diagnosticaron una afección mental. La misma se encontraba viviendo en la casa de su hermana Gladys Beatriz Linares y una sobrina se desempeñan como cuidadoras, pues el marido de la hermana trabaja como capataz, según la denuncia.
Los allegados refirieron que la anciana los molestaba y los maltrataba sicológicamente, volviéndose incluso violenta en algunos momentos. Fue una abogada quien llamó a los efectivos policiales de la comisaría jurisdiccional para que lo detuvieran dando cumplimiento a la disposición del citado juez. Los efectivos policiales cuestionaron duramente el oficio que recibieron tratándose de una persona de avanzada edad y con aparente problemas de salud.
Los uniformados tuvieron que improvisar un dormitorio en la oficina de guardia, para alojar a la mujer, además de proveerle de alimentación. Luego de que pasara la noche en la sede policial, el juez revocó la medida, por lo que los efectivos volvieron a llevarla con sus familiares. Al poco tiempo la dejaron nuevamente en la calle, desconociéndose hasta hoy su paradero.
