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Cuando aparece en ABC Color un titular con características catastróficas cuestionando alguna decisión de la administración de gobierno es casi seguro que lo motivó algún frustrado intento de hacer negocios con el Estado. Su propietario es así, utiliza su diario, quizás el de mayor influencia, o al menos el que más ejemplares saca a las calles, para proteger sus negocios y a sí mismo. Esto no es nuevo y lo grave es que detrás se aprovecha de periodistas que compran el gastado slogan de “un diario joven con fe en la Patria” y se sienten privilegiados por escribir en el “combativo ABC Color”, aunque debo reconocer que lo fue alguna vez, más nada quedó de aquella redacción.
Un medio digital publicaba hace algunas semanas que al yerno de “Acero” no le alcanzó esta cercanía política para perforar las exigencias y restricciones del Estado para convertirse en proveedor.
El esposo de Natalia Zucolillo, directora del diario de la familia, pretendió tercerizar la comercialización de energía eléctrica, contra disposiciones legales, pues no existe argumento reglamentario que lo permita. La familia montó en cólera por la afrenta y la maquinaria editorial se puso en marcha en feroz campaña contra la ANDE. Esta estrategia tampoco es nueva.
El primer error cometido fue proponer hacer negocios con una organización a quien se controla a través de las páginas del periódico. Muy ético no es.
La práctica editorial de denuncia pretende torcer la decisión de la ANDE y mantener a flote el negocio de la familia, a base de un constante tiroteo contra la compañía de energía.
Una más. Ejerce un fuerte apoyo a sectores que se niegan a la formalización tributaria que impulsa el Ministerio de Hacienda. Esto es fácil de comprobarlo con la disposición de artículos que hacen referencia al tema. Siempre habrá espacios importantes, más centímetros, en contra del Impuesto a la Renta Personal y las explicaciones del gobierno merecerán espacios de relleno o en la sección “cartas al director”.
Zucolillo exige, a través de sus páginas, un estado que cumpla las leyes, poco menos que cortar las manos a los corruptos que se quedan con el dinero público. Sus editoriales repican transparencia. Sin embargo, esta práctica parece no ser muy habitual al interior del grupo empresarial, a juzgar por lo que dice una carpeta judicial penal que duerme en algún cajón del Poder Judicial que habla de incumplimientos tributarios. Un entendido lo llamaría evasión fiscal.
La gran influencia “periodística” de “Acero” impide que el Estado le cobre G. 3.052.242.630 en concepto de impuestos y tasas especiales que adeuda el Shopping Mariscal. Este centro comercial es propiedad del grupo. La carpeta judicial duerme hace 11 años en tribunales.
Estas referencias sirven para pintar las verdaderas pretensiones que entre líneas revelan las páginas de “denuncias” que maneja “Acero” en su diario.
Estos ejemplos llevan a indagar sobre cual es el verdadero motivo que lo impulsa a oponerse a la reelección presidencial. Cartes ya no ofrece garantías a las pretensiones de negocios con el Estado y un nuevo candidato abrirá de nuevo esas posibilidades. “Acero” pretende erigirse por sobre la República misma y sus instituciones.
Es muy conocida su estrategia, un año dura el “apoyo” de ABC Color al presidente de la República y al despuntar el segundo periodo, “repentinamente” encuentra irregularidades en la gestión del gobierno de turno. Es esa la señal de tropiezo en sus intentos de cobrarse el apoyo. Los ataques buscan intimidar a los responsables de la administración de la cosa pública.
Acostumbrado a ser único fiscal y juez supremo de la República con la potestad de decidir vida y hacienda –cual Rodríguez de Francia- no puede permitir que nadie le haga frente y este propósito se refleja claramente en las páginas de su periódico.
Estas argucias bordean la ilegalidad y compromete la credibilidad de ABC y los demás medios de comunicación que dirige.
Es constante el debate en las páginas de medios de prensa sobre la influencia de los grupos de presión –políticos, sociales y económicos- en las determinaciones de los gobiernos. También es bastante frecuente la presión sobre la pluma de los periodistas. Pero pocas veces se habla de la fuerte influencia de los medios que también presionan al gobierno de turno para ganar más dinero a través de espacios publicitarios o adjudicar negocios a empresas del mismo grupo empresarial. “Acero” está en ese tren.
