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ASUNCIÓN.- El oficialismo del PLRA, con Efraín Alegre a la cabeza, y el PDP de Desirée Masi y Rafael Filizzola, cada vez pierden más protagonismo político. Antes fueron rabiosos opositores al gobierno de HC, en bloque con el actual oficialismo, lo que les dio cierta relevancia en el escenario nacional, sobre todo por el respaldo mediático recibido en aquel periodo. Siguieron con la misma línea en los primeros meses del gobierno de Mario Abdo, hasta quedar agotado dicho discurso. Con sus exaliados en el gobierno y sin tener en frente al “enemigo principal”, como consideraban al cartismo, ahora no logran construir un discurso que los identifique y, menos aún, un proyecto que ofrecer a la ciudadanía.
El problema eterno de quienes viven de “hacer oposición” de acuerdo a su conveniencia, es que cuando el enemigo desaparece, quedan en offside, sin proyectos, sin planes, porque lo único que saben hacer es atacar y no construir ni plantear alternativas que pudieran beneficiar a la ciudadanía.
Durante el gobierno de Cartes, el papel que desempeñaban estaba clarísimo, y fue la época en la que más incidencia tuvieron, gracias a la alianza con quienes entonces conformaban la disidencia colorada, así que los ataques al presidente y su entorno eran permanentes. Pero el Palacio de López cambió de inquilino, y, aunque pretendieron seguir por algunos meses persiguiendo al ya expresidente –algunos siguen intentándolo- la verdad es que parecen más perdidos que de costumbre, sin saber a quién atacar porque en el gobierno actual están sus aliados eternos.
Suelen decir que uno no puede esperar resultados diferentes haciendo las mismas cosas, y eso es algo que Alegre, Masi y Filizzola parecen no poder aprender. A pesar del tiempo que hace que están en la política, no logran entender que mientras sigan actuando como opositores de barricada, oponiéndose a todo lo que hace el gobierno si quien está al frente no es “amigo”, o consintiendo todo si, por el contrario, lo es, ellos no podrán convertirse en una opción válida para una ciudadanía que está cada vez más cansada de ser utilizada en tiempos electorales y olvidada a la hora de cumplir promesas.
Al final resulta que Cartes en el poder les convenía porque, por lo menos, tenían a quien atacar todo el tiempo. Sin él, ahora están confundidos, sin saber para dónde tirar. Es que cuando no hay conflicto político, los opositores que son serios aprovechan para construir alternativa. Y eso es algo que ninguno de los 3 mosqueteros sabe cómo hacer.
