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¡¿Arde París?!

¡¡¡Arde París!!!, bramaba al otro lado de la línea telefónica Adolf Hitler, furioso por la retoma de la “Ciudad Luz”, por parte de las tropas aliadas. Lo escuchaba impávido, con la decisión ya tomada, el general Dietrich Von Choltiz a quien el “Fuhrer” había encargado hacer volar todos los monumentos históricos, entre ellos la emblemática Torre Eiffel. El militar, amante de la cultura y las artes, colgó el teléfono con un gesto de fastidio e incumplió la orden. Cuando las tropas de la liberación entraron a la ciudad se asombraron al encontrar todo sembrado de racimos de dinamita, intactos, sin estallar.

El grito, salvando las distancias y lo tremendo de aquel holocausto, volvió a escucharse en este tiempo en las calles de París, en los Campos Elíseos y sitios emblemáticos de la capital francesa.

Hay una rebelión seria, popular, que no está pudiendo ser aplastada por las tropas del gobierno, pese a que están obrando a sangre y fuego.

El conflicto dura ya varias semanas y no da señales de que vaya a aplacarse.

Macrón empeña todos sus esfuerzos en negociar con los “Chalecos Amarillos”, el distintivo de los manifestantes, pero estos no dan su brazo a torcer.

El motivo de tamaña inestabilidad: Un ajuste en los precios de los combustibles que los franceses consideran exagerado, inconsulto e injustificado, por lo que exigen que se vuelva a fojas cero desde cómo estaba antes.

 Esa sola decisión de subir los precios de un producto tan vital le está costando sangre sudor y lágrimas a una nación como Francia, arrojando lodo sobre su prestigio mundial. Los “Chalecos Amarillos” ocupan grandes titulares de la prensa mundial.

Salvando de nuevo las distancias, mencionamos todo aquello para traer a colación lo que pasa en nuestro país. Petropar con su injusta medida de alzar injustificadamente los precios de sus productos, subió el costo de vida, los pasajes, todo, con tal de que el gobernante actual pague los favores (plata) recibidos de los emblemas durante la campaña presidencial.

Habrase visto medida más impopular, desafiante al pueblo, tocándole sus escuálidos bolsillos, solamente para beneficiar  a un grupúsculo de privilegiados, y solo se escuchan tímidas protestas por parte de los operadores de las estaciones Petropar a quienes están acogotando para que los servicentros de los emblemas recuperen su “antiguo esplendor”. Salvaje y ridículo, pero está pasando.

Imagínense si algo así ocurriera en Francia. Ardería definitivamente París

Pero además de todo elevan la apuesta anunciando  que reestudiarán el “rostro social” que el gobierno anterior le dio a la petrolera estatal. El colmo de los colmos y de la impunidad oficial.

Por estos días la presidenta del ente, Patricia Samudio, quien tiene puesta la camiseta de los emblemas, sin ninguna duda, anuncio una rebaja ínfima de dos combustibles, solamente para acallar las protestas que están surgiendo. Medida “estratégica” para que se calle todo el mundo.

Pero de acuerdo a números exactos y comprobados, que hablan de que el crudo sigue bajando y que seguirá haciéndolo hasta la mitad del próximo año, debe ajustar “en serio” los precios de los carburantes. Demasiado daño están causando a la economía familiar.

 ¿No tienen miedo acaso que de pronto les surjan “Chalecos Amarillos” también por aquí? No sería mala idea.

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