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Los audios de conversaciones entre políticos de diferentes partidos con jueces y fiscales, que, presuntamente, demostrarían un intenso tráfico de influencias, fueron obtenidos y emitidos de manera ilegal, vulnerando garantías constitucionales para perseguir al entorno del presidente Horacio Cartes. Ahora que afecta a otros, como al senador disidente Enrique Bacchetta, se empieza a plantear que todos estamos desprotegidos ante estas prácticas.
ASUNCIÓN.- Durante varios meses del 2017, los medios llamados “independientes” difundieron audios de conversaciones entre políticos, magistrados y fiscales, con el claro intento de perjudicar las chances electorales de los candidatos del oficialismo colorado y, especialmente, a quienes forman parte del primer anillo que rodea a Cartes.
La obsesión que tienen ciertos medios de comunicación y un sector de la clase política, en contra del presidente de la República, es tan intensa que en el afán de desacreditarle y perjudicar a su gobierno no ahorraron ningún elemento que les pudiera haber servido para sus fines.
En el caso de los audios de conversaciones originadas o recibidas en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, al comienzo la cosa les salió a pedir de bocas porque todos los involucrados eran representantes del oficialismo. Así fue como consiguieron que, sin respetar el debido proceso ni el derecho a la defensa, juzgaron y condenaron a Óscar González Daher y lo echaron del Senado. También Jorge Oviedo Matto quedó fuera de la cámara, aunque a él le permitieron renunciar, lo que le dejó un mínimo de dignidad.
De nada sirvió, en todo este tiempo, que los medios y sectores políticos que no funcionan bajo la batuta de Aldo Zuccolillo, denunciaran una y otra vez que las garantías constitucionales, que exigían la protección a la intimidad de cualquier persona, eran alevosamente violadas al emitir audios sin autorización judicial, y mucho más, al ser estos utilizados por los fiscales para imputar a supuestos involucrados. Todos fueron ciegos, sordos y mudos a los reclamos.
Pero ahora, la cosa cambió. Resulta que de repente empezaron a escucharse otros audios, esta vez involucrando a integrantes de este sector anticartista, como el senador Enrique Bacchetta. Por lo visto, ABC no era el único medio que había accedido a las grabaciones. Y la postura de ellos, los que pisotearon las garantías de los oficialistas, tuvo un giro radical. Ahora sí, ellos también sienten que todos estamos desprotegidos ante un esquema que permite que cualquiera sea invadido en su privacidad.
