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Banda de irresponsables

Cualquiera que comprenda los alcances de que Paraguay  logre el grado de inversión, no podría estar menos que contento, pues significará la posibilidad real de acceder a créditos más baratos y que los inversores internacionales incluyan a nuestro país como un mercado que cumple los estándares básicos para ser receptor de capitales. Y estamos muy cerca de lograrlo, luego de que una segunda calificadora internacional, la Fitch Rating, elevara la nota de BB A BB (+), ubicándonos a solo un paso de tan importante objetivo. Sin embargo, todo esto se ve peligrosamente amenazado por los brutales embates que recibe la economía de parte de sectores políticos y de la prensa, que pisotean constantemente la institucionalidad de la República e impulsan delirantes campañas persecutorias contra sus “enemigos”, tal como consideran a los exponentes del anterior gobierno.

La Comisión Bicameral del “caso Messer” y los ataques al Banco Basa, que se ubican en los umbrales del terrorismo financiero, son dos ejemplos concretos de los recursos ilegales a los que apela el oficialismo y sus aliados de la oposición, alentados por ABC color y sus medios satélites.

El órgano legislativo se conformó con el único fin de “llegar”, como sea, a Horacio Cartes, a quien buscan vincular al  “lavado de dinero” a partir de su relación con Darío Messer, sin más pruebas que el hecho de ser su amigo, como si esto fuera un delito. Pero la saña con la que actúan los lleva a cometer muchos errores, como poner al frente de la comisión a un senador que… no es senador, lo que la convierte en ilegítima, al igual que todas las decisiones que de ella emanen, incluyendo la “citación” a cualquier ciudadano, sea un ex presidente o el chiclero de la esquina del Congreso.

Los ataques a Basa tienen el mismo fin. Ahora resulta que ABC color “descubrió” la pólvora y publica como gran “primicia” que en el año 89, hace casi tres décadas, Messer formó parte de “Cambios Amambay”, algo que no es novedad, ni es indicio de la comisión de un delito. Pero fiel a su “estilo”, el diario ABC señala unas líneas después que el brasileño “fue fundador del Grupo Cartes”, cuando este no soñaba aún con existir, ni tampoco se habían constituido las empresas que muchos años después le dieron vida.

Guardando las diferencias con los hechos mencionados, la intervención de la Municipalidad de Ciudad del Este se inscribe en el marco de la misma estrategia. No es para “llevar transparencia”, ni nada por el estilo. Es para debilitar al cartismo, que tiene una base importante en esa zona del país y, también como sea, nombrar a dedo al intendente que la suceda a Sandra McLeod, en la hipótesis altamente probable de que prospere su destitución.

A tambor batiente, cuando de ejecutar “vendettas” políticas se trata. Así operan. Lo opuesto al modo de proceder frente a las denuncias debidamente fundamentadas ante el ministerio público contra componentes del nuevo “grupo de poder” y sus aliados, quienes gozan de la impunidad más absoluta.  Nos referimos a Fernando Lugo, que usurpó funciones al designar “per se” a Rodolfo Friedmann como senador, a pesar de que éste no fue electo ni proclamado por el TSJE; a Miguel Cuevas, presidente de la Cámara de Diputados, sobre quien pesa una tonelada de documentos que lo incriminan; a Patricia Samudio, titular de Petropar, responsable directa de un “mega negociado” con fondos de la petrolera y al propio Friedmann, poseedor de un rosario de antecedentes, entre otros.

Estas prácticas aberrantes, persecutorias por un lado, y de blindaje a “los amigos” por el otro, por supuesto que también son observadas desde el exterior, porque van en contra de la seriedad institucional y la seguridad jurídica que debe ofrecer un país para alcanzar el grado de inversión.

Digámoslo con total claridad. Hoy, el oficialismo, sus aliados políticos de la oposición y los medios de prensa que le dan sustento, con ABC Color a la cabeza, son el mayor obstáculo que enfrenta el país para encarar con éxito el desafío de dar un salto en su desarrollo.

La ciudadanía debe tomar conciencia de esto, pues, en definitiva, es el futuro el futuro de todos el que está en juego y no debemos permitir que una banda de irresponsables nos lo secuestre.

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