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Cartes, para rato

Paseando por los solitarios corredores de la vetusta mansión de la avenida Mariscal López -conocida popularmente como “Mburuvicha Róga”, que trae inevitables recuerdos de la época stronista, cuando cada madrugada del 3 de noviembre, “fecha feliz”, batallones enteros de gente se agolpaban en el caminero central para saludar al “tiranosaurio”, quien dispensaba “bendiciones” con una discreta inclinación de cabeza, a la mayoría de los concurrentes, aunque no a todos, (nos perdonan la digresión)- el presidente de la República, Horacio Cartes, despedía su gestión. Nostálgico, sereno, hizo una reflexión que extraemos del cúmulo de cosas que dijo, para comentarla.

El Jefe de Estado, que de acuerdo a nuestro criterio, lo decimos siempre, hizo el gobierno más constructivo de los últimos tiempos, sostuvo ante las cámaras, palabras más, palabras menos, que…”uno no siente los palos que recibe al ver lo que hicimos por tanta gente humilde, al sentir su afecto, su aprecio. Valió la pena”.

Vaya que sí. Y tremenda la cantidad de palos que le dieron y le siguen dando en “agradecimiento” a lo mucho que hizo por el país.

Injusticia grande, enorme, salvaje, el palo más duro de todos: Cercenarle la posibilidad de reelección. “Mérito” inicial de Aldo Zuccolillo, el patrón de ABC. Le cerraron todos los caminos,  denunciaba todos los días su supuesta intención de “pisotear la Constitución Nacional”, macanas, puras falsedades, lo importante era no dejarlo correr bajo ninguna circunstancia, porque les iba a ganar por goleada a todos los que osaran enfrentársele.  En tan triste tarea jugaron un rol fundamental los legisladores de la entonces “disidencia colorada”, quienes prestaron su voto, voto colorado, que correspondía a un gobierno colorado, a los opositores capitaneados por la ínclita Desirée Masi, quien resultó más inteligente que todos ellos juntos. Imagínese el lector la intensidad de la atroz campaña que desarrollaron, que llegaron a propiciar la quema del Congreso (algo nunca visto en LA), y en los sucesos de violencia que siguieron, a precipitar la muerte de un joven liberal. Así de encarnizado fue el asunto.

El segundo palo, grave, de acuerdo a lo que pensamos, algo hasta inentendible, lo recibió en las internas. Para algo deberán  servir las obras que están a la vista, reflexionaba “Santi” en las postrimerías de la campaña. Evidentemente no fue suficiente, dado el resultado adverso del comicio.

Fue un hecho terrible para las posibilidades de darle continuidad al “modelo” y mantener vigente de alguna manera la posibilidad de que HC, alguna vez pudiera volver a la Presidencia de la República. Pero, no, se le cerró también ese camino.

De inmediato sus cercanos colaboradores le dijeron que impusiera condiciones para acompañar la campaña de la lista 1 a favor de la ex disidencia. HC, se negó rotundamente y dio la orden para que desde el primer día todo el mundo se arremangara para trabajar por los candidatos del Partido Colorado, sin distinción de “movimientos”. Dicho y hecho, Marito ganó ajustadamente, y esto nadie lo discute, aunque quieren disimularlo, merced a los votos que obtuvieron gracias a la franqueza política y el patriotismo del Presidente.

Los golpes  mencionados son someros. También se los propinaron en el ámbito económico-legislativo, donde  el accionar del “Grupete” puso palos a la rueda del Gobierno en decenas de ocasiones.

Como “premio” ahora están a punto de darle el palo final. No dejarlo jurar ni como senador activo. ABC sigue con su cantinela de sacar la gente a la calle a defender la Constitución. Más bien a defender los intereses  bastardos de Zuccolillo.

Pese a esta infame persecución, el Presidente, franco, directo, dejó bien en claro hace unos días en CDE, que no se bajará de la política, que hay HC para rato. Realmente algo admirable. En lugar de retirarse y disfrutar de aguas más tranquilas. Seguirá poniendo el hombro para terminar la reconstrucción del país, que él empezó.

Actitud de estadista, que le dicen…

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