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ASUNCIÓN. Uno de los pocos beneficiados con la pandemia es el diputado oficialista Miguel Cuevas, quien tuvo prisión preventiva hasta el viernes pasado, imputado por enriquecimiento ilícito. Un tribunal de apelación fue benevolente con el exgobernador de Paraguarí al considerar que la decisión del juez Julián López, de mantenerlo preso en la Agrupación Especializada era exagerada.

El tribunal cambió la prisión preventiva por prisión domiciliaria, lo cual de ninguna manera implica que le haya dado libertad, ni siquiera ambulatoria, ya que Cuevas deberá guardar reclusión en su domicilio.

El oficialista solicitó volver a la Cámara de Diputados a través de las sesiones virtuales, permitidas luego de la última modificación del Reglamento Interno. Y las bancadas de la oposición consideran que no existen impedimentos para ello, y se basan en una interpretación errónea de la situación, reflejada en las expresiones de Rocío Vallejo (PPQ), quien afirmó que “al salir en libertad, cesa el impedimento para retomar su banca”. El problema que tiene esta interpretación es que Cuevas no recuperó su libertad, sino que cambió la prisión en la Agrupación Especializada, por la prisión en su domicilio.

Otros dicen que esto ya ocurrió con el también oficialista Ulises Quintana, quien en julio del año pasado salió de Viñas Cué, donde guardaba prisión domiciliaria, hasta que volvió allí en noviembre. Pero esto también es falso, ya que Quintana obtuvo en esos pocos meses libertad ambulatoria, y Cuevas, no.

Él no tiene libertad ambulatoria sino prisión domiciliaria, dos conceptos absolutamente diferentes y llama la atención que expertos de la oposición los confundan así.

El presidente de la Cámara, Pedro Alliana, dijo que pondrá a consideración del pleno la situación de Cuevas y su intento de regresar. Se supone que la bancada Añetete intentará que este regreso se concrete, para lo cual cuenta con el apoyo de la oposición. Por lo tanto, todo indica que será el bloque de Honor Colorado el que tomará la decisión.

Si se permite su regreso se dará algo inédito en el Congreso, que un preso (domiciliario, pero preso al fin) participe de las sesiones de una de las cámaras, con derecho a voz y voto.