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ASUNCIÓN. Aunque todos los medios “amigos” aseguren que los nuevos datos que se consiguieron a través del circuito cerrado del PLRA no son más que parte de una campaña del Grupo Cartes para lograr la impunidad en los hechos del 31 de marzo y el 1 de abril de 2017, que culminaron con la muerte del joven liberal Rodrigo Quintana, hay hechos contundentes, que merecen una mejor respuesta que el simple intento de contaminar la información para que no se llegue a nada.

Lo cierto es que en la parte del video que ahora salió a la luz se nota a 3 personas que participan en una evidente alteración de la escena del crimen de Quintana, ya que una cambia un casquillo, otra da órdenes y la tercera, con la punta del pie, lleva el nuevo casquillo hasta donde están los otros, recogidos por los investigadores.

En otra escena, se nota al hijo del presidente del partido, Efraín Alegre, saliendo a hurtadillas llevando una computadora.

Las dos escenas son muy claras, no se prestan a confusión y demuestran que hubo interés en alterar la escena del crimen y esconder información a la Policía y la Fiscalía. La interrogante que surge inmediatamente es ¿por qué la alteraron? ¿qué es lo que quisieron esconder?

Lo peor de todo es que ni los que están involucrados ni la misma cúpula partidaria ha dicho esta boca es mía. Actúan como si no hubiera ocurrido nada, como si cambiar un casquillo y luego patearlo hasta donde estaban los demás, o fugarse con una computadora, no tuviera nada de raro. Y eso mismo es lo que dicen los medios que intentan de cualquier manera ocultar estos hechos, para los cuales resulta muy fácil hablar de manipulación, cuando parece más que evidente que la manipulación proviene del oficialismo liberal.