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ASUNCIÓN.- Uno de los organismos de seguridad más “afinados” de Sudamérica es tema importante de debate en la dirigencia política chilena. En nuestro país, donde los organismos de seguridad se encuentran en las antípodas, especialmente la Policía, devastada por una serie de factores, entre ellos la corrupción, nadie dice nada, ni en los pasillos del Ministerio del Interior ni del Palacio de López.
No en vano la Policía chilena es una de las más respetadas de la región, y eso no tiene que ver con que no se cometan errores o abusos, pero nadie queda impune si comete un error, y eso lo vivió muy a las claras el exjefe de carabineros, Hermes Soto, destituido por el asesinato de un líder mapuche. Esto fue más que suficiente para que ahora se haya decidido “refundar” la institución.
Aquí las cosas son bien diferentes. Casi a diario se conocen hechos de abuso de uniformados, mientras la ciudadanía se encuentra cada vez más desprotegida y donde el miedo parece sentirse en el aire, sin que se tomen las decisiones adecuadas y efectivas para demostrar que hay una abierta intención de dar un golpe de timón al conflictivo tema de la seguridad.
A esta altura, mientras se suceden las informaciones, uno ya quiere pensar que tanto el ministro Juan Ernesto Villamayor como el mismo presidente Mario Abdo Benítez, sufren algún problema de autismo, que es lo que les mantiene alejados de la realidad y de lo que viven sus conciudadanos.
