Pablo Velázquez, autor del segundo tanto del Ciclón, celebra eufórico su conquista con sus compañeros.
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Ciclónico triunfo y sufrida clasificación

Un gol al comienzo del partido y otro al final marcaron la victoria azulgrana de 2-0 para pasar a la segunda etapa de la Copa Sudamericana, en medio de incidentes. Álvaro Pereira y Pablo Velázquez anotaron para el ciclónico triunfo. El próximo rival de Cerro en la siguiente fase será el Real Potosí de Bolivia.

ASUNCIÓN.- Cerro Porteño estaba consciente de que la victoria era el único camino para clasificar. Y que para ganar, había que anotar rápido. Y persistir en la ofensiva y cerrar el partido con más goles. Y así mismo comenzó el encuentro: con una serie de toques buscando la profundidad y que en pocos minutos tuvo más de una ocasión de convertir. Rodrigo Rojas se adueñó de la mitad de la cancha y tuvo, en ese lapso inicial, la valiosa cooperación de Raúl Cáceres y de Josué Colmán para traspasar la defensa uruguaya.

Por el otro sector, se aliaron Estigarribia y Pereira para arrimar peligro a la valla rival y no habían corrido aún sino unos pocos minutos del primer tiempo. Y llegó el gol. Tras varios sustos, Palas cedió un córner desde la derecha ejecutado por Colmán y que en el área chica peinó Beltrán para permitir que “Palito” Pereira, también de cabeza, anotara la apertura del marcador. Habían pasado solamente 4 minutos y ya Cerro comenzaba a vislumbrar un resultado auspicioso.

La sorpresa duró hasta los 25 minutos, pero no pudo el Ciclón repetir la profundidad, en vista de que la defensa charrúa se asentó y los volantes comenzaron a equilibrar un mediocampo, que era propiedad azulgrana. Y en una de esas, un par de toques bastaron para aliviar la presión azulgrana y en dos toques llegó Fénix al área. Ferro sacó un potentísimo disparo que provocó la mejor atajada de Silva, la mejor de la noche hasta ese momento. Con Cerro Porteño buscando el segundo y Fénix tratando de lograr la paridad, se fue el primer tiempo.

Y esa segunda etapa hubiera sido para el olvido, porque Cerro Porteño mostró tan poco, que cuando comenzaba ya a palpitarse la definición de los penales, llegó el tanto de la clasificación. Muchos toques fútiles en la mitad de la cancha y media tonelada de centros para la cabeza de Beltrán que nunca llegaron a destino, marcaron la tónica de los finales 50 minutos. Ambos completaron sus cupos de cambios, y, jugador por jugador, entró Velázquez por Estigarribia, Ortigoza por Beltrán y Matías Rojas por Josué en busca del milagro.

Y el santo se llamó Pablo y de apellido Velázquez, que cuando se jugaba el segundo minuto del tiempo agregado, tomó la pelota tras un pase de Rojas, giró y sacó un bombazo que se metió en un ángulo y el que le dio la clasificación al Ciclón. No fue el gran partido, como decíamos, pero ganó. Y en este torneo lo que vale es ganar.

DETALLES DEL ENCUENTRO

Estadio: Defensores del Chaco.

Árbitro: Wilmar Roldan.

Goles: PT: 4’ Álvaro Pereira (CP) y ST: 47’ Pablo Velázquez (CP).

 Amonestados: Guillermo Beltrán y Marcos Riveros (CP) y Maximiliano Cantera (F). Expulsados: Silvio Torales (CP) y Lucas Cavallini (F).

CERRO PORTEÑO: Antony Silva; Raúl Cáceres, Santiago Molina, Junior Alonso, y Álvaro Pereira; Juan Rodrigo Rojas, Marcos Riveros, Silvio Torales y Marcelo Estigarribia (Pablo Velázquez); Josué Colmán (Matías Rojas) y Guillermo Beltrán (José Ortigoza). DT: Gustavo Florentín

FÉNIX: Darío Denis; Juan Alves, Lucas López, José Pallas y Ángelo Gabrielli; Maximiliano Cantera (Waterman), Raúl Ferro, Roberto Fernández y Matías Mirabaje; Fabián Estoyanoff y Lucas Cavallini. DT: Rosario Martínez.

VERGONZOSO FINAL

Los jugadores de Fénix provocaron un bochornoso final del espectáculo, cuando fueron a agredir a los integrantes del banco de Cerro Porteño y provocaron una gresca generalizada, buscando descargar su frustración en los jugadores y cuerpo técnico rival. Ya durante el partido ocurrió lo propio, ante un árbitro que fue contemplativo. Al final todo se solucionó con la expulsión de un suplente, y dos jugadores dentro del campo, Torales y Cavallini, que se agredieron mutuamente. La Copa Sudamericana no se merecía ese grotesco final.

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