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Como decíamos ayer…

Israel abrió de par en par sus puertas a nuestro país. Los acuerdos bilaterales comprenden áreas  muy sensibles, como la cooperación en el campo de la capacitación docente y  la incorporación de tecnología de punta para el mejoramiento de la producción agropecuaria, incluyendo sistemas de riego en las fincas de los pequeños productores. Las autoridades israelíes expresaron su plena disposición a extender esa colaboración a los ámbitos que el gobierno así considere. Ahora todo depende de nosotros. Tal es el resumen de la visita de Horacio Cartes a Jerusalén y parte de lo que él mismo informara en la víspera a periodistas que lo aguardaban en el aeropuerto Silvio Pettirossi. Sin embargo, de nada de esto se hizo eco la prensa. Sí del error que cometió al usar la palabra “golpe”, en lugar de juicio político, que a la velocidad de la luz se convirtió en titular principal de todos los medios digitales, incluyendo, paradójicamente, a algunos del Grupo Nación.

“Nosotros tenemos que optimizar los mejores recursos que tenemos y todo lo que podamos precisar realmente está a nuestra disposición; somos nosotros los que debemos saber aprovechar y poner en nuestros niños y en nuestros productores toda esa tecnología que ellos tienen”, manifestó el presidente durante la rueda de prensa. No se trata de un hecho menor. Es algo que puede ser de extraordinaria importancia para muchos que necesitan mucho. Pero no. Nada de eso importó a los medios, que mantuvieron “en cartelera” la equivocación del presidente, aún después que éste hizo una aclaración pública. Conclusión, lo fundamental, lo que al país en verdad importa, no se divulgó, en cambio el furcio del presidente seguía siendo objeto de consultas periodísticas 7 horas después del pedido de disculpas que difundió en las redes sociales y, probablemente hoy, continúe en los titulares de los diarios impresos.

Definitivamente, la prensa paraguaya está en el “chiquitaje”. Entre no pocos periodistas parece haberse instalado la maldita idea de que lo que importa es el “show”, no la información. Y más aún si el protagonista del “espectáculo” puesto en escena es el presidente, cuyos errores, por más insignificantes que sean, “no merecen el perdón del hombre, ni de Dios”. Pero aparte de la mediocridad reinante, también existe una intencionalidad política, porque mientras con HC son más rigurosos que el mismísimo Catón (el censor), son al extremo benévolos con políticos de otros signos, como con la senadora Esperanza Martínez, quien nunca aclaró lo referido al costoso lote de medicamentos inservibles que compró cuando era ministra de salud, o con Rafael Filizzola y el caso de sus helicópteros que no vuelan, o con Efraín Alegre y sus “rutas de la mentira”, por citar unos pocos ejemplos.

Así, los medios de nuestro país oscilan entre el más chato sensacionalismo y las malas noticias, porque las buenas “no venden”. Pero como decíamos ayer, la realidad, por suerte, es mucho más amplia, comprende problemas pendientes de solución y también hechos sumamente positivos, como el aumento de la clase media. De igual modo, la conferencia en el aeropuerto no se redujo a una palabra mal pronunciada por Horacio Cartes, sino a las muy buenas noticias que implica para el país tener abiertas las puertas de Israel.

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