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ASUNCIÓN.- Hasta hace pocos años, el sueño máximo de un abogado era llegar a ser parte de la Corte Suprema de Justicia, el corolario de toda carrera que se precie. Pero fueron tantas las decepciones durante este tiempo, de arreglos políticos, ministros corruptos, algunos destituidos por juicio político, con la vara de la justicia cada vez más sucia y venal, que ese sueño se fue diluyendo ya que quedó claro que al máximo tribunal de la República no llegan los más probos sino los mejor ubicados y con amigos más poderosos.
Varios analistas coinciden en que la mejor muestra de este descrédito en el que cayó la Corte Suprema de Justicia es que después de un mes de convocatoria, apenas 20 personas se inscribieron como posibles sucesores de la fallecida Gladys Bareiro de Módica, el número más bajo desde que se estableció el procedimiento de selección de los ministros judiciales.
Algunos aseguran que este descrédito también se debe a que hay versiones de que la terna de candidatos ya está armada por sectores políticos y que hasta ya se decidió quién será el nuevo ministro. Al estar a cargo del Consejo de la Magistratura todo el proceso de selección, parece obvio que la injerencia política es fundamental. Además, se afirma que el lugar corresponde al PLRA, por lo que a nadie extrañaría demasiado que el electo para el cargo fuera el senador Víctor Ríos, uno de los últimos en presentar su candidatura.
Los procesos de selección llevados adelante por el consejo siempre recibieron mucho cuestionamiento y, aunque ahora todas las sesiones del colegiado serán públicas y cada integrante deberá fundamentar su voto hacia tal o cual candidato, nadie cree ya que la elección será transparente y priorizando los méritos de los postulantes.
Si el CM hace lo que se sospecha, será mucho más complicado que los verdaderos capacitados para ser ministros de la Corte se postulen en convocatorias posteriores ya que la credibilidad es fundamental en este tipo de procesos.
