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Contumacia

La palabreja del título tiene que ver con la persona que no se apea de sus errores. Persiste en ellos, tozudamente,  tiene miles de problemas por esa causa, pero insiste una y otra vez.

Aparentemente ese es uno de los rasgos de la personalidad del jefe de Estado a la luz de la forma en que está actuando en temas de capital importancia para el país. Asimismo manifiesta una gran dosis de soberbia al punto de creerse una suerte de “enviado de Dios” (Lo dijo) para redimir al Paraguay. Todo además aderezado con el cinismo stronista que aprendió de sus mayores.

Vamos a obviar por el momento sus metidas de pata en el tema político. Queremos ocuparnos exclusivamente de la aberración que está cometiendo en Petropar y que con toda contumacia piensa profundizar.

Si algo aprendió HC en su fructífero periodo de gobierno es que hay que dejar a salvo de la politiquería y los políticos a tres entidades, capaces ellas solas, de salvar la economía del Paraguay: Itaipú, Yacyretá y Petropar

Limpió las binacionales y generó ahorros que permitieron por ejemplo construir las mil viviendas del barrio San Francisco sin deberle un peso a nadie. Lo hizo también en Yacyretá. Y finalmente le dio un “rostro social” al viejo pulpo, a la nunca bien ponderada petrolera estatal. Es decir que cuide nomas el precio de los combustibles (que por supuesto están sujetos al vaivén  del exterior) y que ponga freno al apetito voraz de las distribuidoras que desde los ya lejanos tiempos de REPSA, por poco no se llevaban el país.

 Manos a la obra. Se bajaron los precios de los combustibles en múltiples oportunidades, algo nunca visto en Paraguay. Asimismo el gas salió a los barrios, “ñande gas” todo el mundo contento comprando su garrafita en la vecindad. El pueblo hay que decirlo, se sintió súper bien cuidado en estas circunstancias, bajaron los pasajes, el oligopolio de los combustibles mascaba rabia e impotencia.

Entonces apostaron todas su fichas al candidato Marito, es decir pusieron plata “gruesa” en la campaña” y lograron su objetivo- Marito presidente.

Y llegó la hora de pagar el favor político. Por supuesto el único premio apetecido era el control de la petrolera estatal. Pusieron a una de sus exgerentes al mando. Lo primero que hizo fue subir los precios. Ocasionó un mini descalabro en la economía que no se sabe dónde irá a parar y hubo que ajustar los pasajes, fletes, etc., todo un lío. Pero aparentemente nada de eso parece conmover al presidente. Lo único importante para él parece ser seguir contando con el “cartel” mafioso. Por eso ahora quiere ir a la segunda fase del plan para liquidar Petropar y habla de “darle un nuevo rol”. Macanas. La idea es convertirlo en una  cáscara vacía y dejarle el camino libre a las distribuidoras. Así de sencillo. Así de perverso. Así se juega con el “país de la gente”.

Nos olvidábamos de un ingrediente más en esta torta fétida. El nombramiento del exfiscal Arregui solamente para buscarle pelos en la leche a la administración anterior. El interés no es poner las cosas en su lugar sino empujar más para delante el maldito plan. Los hechos futuros en este nivel nos darán la razón.

Lo que resulta terrible es que el jefe de Estado no se da cuenta de que no lo podrá seguir haciendo esto impunemente. El precio a pagar para la economía del país será demasiado alto. Se debe preservar a toda costa el rol social de Petropar. Lo demás sencillamente es…jugar con fuego.

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