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Corregir rumbos

Lo sostuvimos siempre y lo reiteramos ahora. La clave de un buen gobierno, la primordial, por lo menos, es mantener controlada la economía. Hacer una buena gestión en este ámbito, ver la manera de que no crezca la pobreza y si posible que involucione, trabajar por un programa de viviendas para la gente humilde, encarar grandes obras públicas para que la gente tenga trabajo, que es otro de los grandes dilemas de la sociedades modernas y que tiene siempre una difícil solución.

El siguiente paso es cuidar la plata del Estado. No rifar los entes que generan riqueza o que pueden desencadenar pobreza. El dinero es difícil de conseguir, los inversionistas son temerosos, cobardes, no se arriesgan para nada, de modo que este acertijo debe ser encarado con toda seriedad.

Son pasos en realidad importantes, pero conocidos por todos, no son fórmulas mágicas, es apenas lo que dicta el sentido común.

Y debe permitírsenos una vez más, mencionar el buen gobierno que hizo a este respecto el expresidente Horacio Cartes. Entendió estos intríngulis de los números, cuidó el dinero de las binacionales, puso al servicio de la gente a Petropar, bajó los combustibles, emprendió grandes obras públicas que hoy están allí como testimonios ciertos del camino andado y logró fantásticos resultados. Lastimosamente tuvo como enemigo al finado director de ABC, Aldo Zuccolillo, quien no le perdonó que no le permitiera hacer negocios con las obras del Estado, que le creó una leyenda negra a través del tendencioso diario Abc, y en definitiva, no le permitió seguir con su obra renovadora.

Todo ello viene a cuento ante la situación económica que empieza a alarmar a quienes de alguna manera tienen alguna responsabilidad en el área, tanto del nivel oficial como el privado.

Todo el mudo tiene números a la vista. Y si no, la reducción del consumo es evidente, todo el mundo vende menos, hay stocks que se acumulan,  para más la situación de los países vecinos, grandes compradores de nuestros productos, mal que nos pese, no ayuda, están involucionando y se alejan de las metas de desarrollo que se propusieron.

Mal caldo de cultivo. Los gremios empresariales empiezan a alarmarse, juzgan “tibias” las medidas del Gobierno para contrarrestar lo que se viene y reclaman planes más concretos y agresivos.  No se debe tildar a nadie de “contrera” por esto, al contrario, es gente que quiere que le vaya bien a todo el mundo para seguir haciendo negocios. Para ello hay que remangarse en todos los órdenes. Reduciendo desde los gastos públicos superfluos que están minando el presupuesto, entre otros hasta corregir los malos pasos dados inicialmente por la administración actual en dos entes públicos fundamentalmente: Yacyretá y Petropar.

Nicanor está haciendo la administración más desastrosa del ente paraguayo-argentino, en décadas, está haciendo honor de nuevo al estigma aquel que le puso Menem de ser “El monumento a la corrupción”. Metió más de dos centenares de operadores y ”comisionó” a otros. Esta debe ser, es una de las pocas riquezas que tiene el Estado para levantar la economía. Lo mismo en Petropar. Los precios de los combustibles deben bajar, se tiene que poner a la entidad al servicio del pueblo como antes,  es otra de las claves si se quiere suprimir la crisis que se viene.

El gobierno actual, lo decimos siempre también, pagó favores políticos en estos primeros meses, pero basta ya, ahora hay que corregirlos. El precio de no hacerlo está  a la vista. Y nada menos que en el ámbito económico.

Aquí es dable aplicar de manera urgente el sabio dicho popular: Mejor prevenir, que curar.

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