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ASUNCIÓN.- Ya pasó el Rally Dakar, “La Odisea”, de 2017. Los grandes, como Peterhansel o Loeb, son ahora más grandes y los menos conocidos, se ganaron un nombre y una reputación. Tal el caso de Nelson Sanabria, que con 5 Dakar a cuesta es ya todo un “veterano” considerando que de los 5 equipos paraguayos que corrieron la prueba es el que más veces estuvo presente, en tanto que Englert-Thiede, y “Joss” Candia fueron debutantes absolutos.
Sanabria corrió los 9.000 kilómetros cargando sobre sus espaldas sino la chapa de favorito, al menos como uno de los candidatos a darle pelea a los más famosos y en ese sentido cumplió. Nunca bajó más allá del décimo lugar y llegó a liderar la carrera en la octava etapa y hasta se ubicó entre los mejores 4 en algún momento de la competencia.
El único motociclista partió con mala pata. Se cayó en un terreno que se suponía conocía, pero las carreras son así. Su porrazo en la primera etapa lo alejó al fondo de las estadísticas y desde aquel lejano puesto del comienzo, empezó a remontar y a recuperar terreno, demostrando que tiene pasta para este tipo de competencias. Haber arribado 69 entre casi 200 competidores confirma lo que decimos.
En autos, los Zapag, padre e hijo, realizaron una carrera excelente, llegando siempre, peleando siempre, y escalando posiciones etapa tras etapa. Su mejor performance llegó hasta ocupar el 19º puesto en una etapa lo que al final, manteniendo la regularidad les permitieron ser 39º en la general. Los debutantes, Englert-Thiede, culminaron 52, después de haber tenido un bajón en las etapas 3 y 4, ya que al terminar la segunda eran los paraguayos mejor clasificados.
Beto Recalde y José Sánchez, que también ya tienen a cuestas varias Dakar sudamericanos, tuvieron que soportar un increíble error en competencias como estas, atribuible solamente a la falta de profesionalismo de sus asistentes. Cambiar el combustible de nafta por diesel le costó una enormidad de tiempo y al final se vio forzado a abandonar en los primeros tramos de la etapa final. En resumen, los nuestros tienen alma y pasta de rallistas, de modo que a perseverar y hacer de nuestro Chaco un banco de pruebas que se acerque lo más posible a las características del Dakar.
