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ASUNCIÓN. Como en las mejores series policiales, la noche que fue acribillado Carlos Rubén Sánchez, alias Chicharõ, los uniformados que lo custodiaban no estaban en sus puestos porque el jefe policial había decidido que descansaran porque al día siguiente debían realizar un viaje.
El fiscal Pablo Zorrilla, quien conforma el equipo que investiga el asesinato de quien era considerado un capo narco y fue diputado nacional, dijo en Tempranísimo, por la 970 y GEN, que Chicharõ recibió 51 impactos de bala, por lo que quedó irreconocible.
En la noche del viernes pasado, Sánchez recibió a unos amigos que estuvieron hasta la madrugada del sábado. Antes de las 7 de la mañana ingresaron a su casa 10 personas que se hicieron pasar por personal de la Senad y acorralaron a quienes estaban en el lugar, yendo el propietario de la casa a refugiarse en su habitación.
El fiscal comentó que “como no hay rastros de sangre de su cama, presumo que él se entregó, creyendo que eran agentes, y en una esquina de la pieza sufrió los 51 impactos de bala. Quedó totalmente irreconocible. Le destrozaron su muslo y los dos brazos, recibió impactos de bala también en el tórax, cabeza, ombligo. Con fusil le dispararon, creo que fue AK 47”.
Entre las varias casualidades extrañas que tiene el caso, Zorrilla comentó que no hay imágenes de lo ocurrido porque casualmente Chicharõ se colocó delante del ropero en donde se encontraba escondido el DVR y una de las balas dio en el disco duro, presuntamente de manera accidental.
En cuanto a la “casualidad” de que no estuvieran presentes sus custodios, dijo que “esa mañana debían volver. El jefe policial les dio libre la noche anterior. Te hace dudar un poco y pensar”.
