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ASUNCIÓN.- Tras 23 días de movilizaciones, el gobierno logró un acuerdo con los campesinos y cooperativistas. Si bien algunos manifestantes siguen, la mayoría ya abandonó la Plaza de Armas, que utilizaron como un puesto comando y sin ninguna preocupación ni el más mínimo estupor dejaron esparcidos un gran volumen de basura. La pregunta es quién pagará los platos rotos del desastre dejado por los que realizaron la movilización.
La marcha se inició el pasado 1 de abril cuando miles de cooperativistas llegaron hasta el microcentro de Asunción en rechazo a la entrada en vigencia de la ley que obliga a las entidades solidarias a cobrar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a los intereses crediticios y establece la elección de autoridades a través del sistema D`Hondt.
La manifestación cobró mayor fuerza el lunes 4 de abril cuando campesinos de distintos puntos del país se trasladaron hasta la capital para exigir la condonación de sus deudas y el fortalecimiento de la agricultura familiar, a través de una ley. La problemática fue destrabada por el gobierno este sábado, luego de incesantes negociaciones.
En esta plaza, se levantaron carpas para aguantar los rayos del sol y protegerse de las lluvias, se estableció una zona de primeros auxilios y un almacén comunitario, donde también recibían donaciones. La seguridad del lugar tampoco fue descuidada. Pero no tuvieron un punto importante, limpiar la zona una vez que se haya levantado la manifestación.
Pese al acuerdo logrado, se debe determinar cuál es el costo económico que significa para el país la concesión del Ejecutivo.
La presencia de campesinos en las calles de Asunción es el reflejo – aunque distorsionado – de problemas reales que aquejan a la agricultura familiar, cuya solución no pasa por lo que sus dirigentes reclaman, sino por propuestas de fondo que hace tiempo han sido expuestas, pero nunca aplicadas.
