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Diametralmente opuestos

Desde el 2015, cuando se conformó el grupo Añetete en la ANR, resultó evidente que los sectores internos colorados eran diametralmente opuestos. Más allá de que este no haya sido más que un desprendimiento del cartismo, allí se juntaron tirios y troyanos, personas con historias y trayectoria diferentes, a los que solamente unía una cosa, el odio hacia Horacio Cartes.

Luego, a la hora de la competencia electoral resultó evidente que ambos sectores proponían dos países distintos, uno que apostaba al futuro y el otro insuperablemente atascado en el pasado. El electorado colorado eligió a esta última opción y la historia ya es conocida por todos.

A lo que venimos es a destacar que las diferencias entre ambos sectores continúan hoy tan vigentes como en ese entonces, y se notan en el desempeño de ambos movimientos. Varias veces hemos repetido que en Añetete no hay un liderazgo claro, que debería ejercer el presidente de la República, porque, finalmente, es un rejuntado de varios líderes locales y regionales, cada uno con su electorado propio.

Por eso es que el presidente deja actuar a los legisladores de su movimiento, sin bajar línea y sin hacer sugerencias, convencido de que las bancadas son manejadas por liderazgos fuertes, que no están dispuestos a dejarse someter, por más que sigan diciendo que Abdo Benítez es el gran elector añetete.

En Honor Colorado estos problemas no existen, ya que el liderazgo de Horacio Cartes es claro, contundente e indiscutible. Más allá de la libertad de opinión y actuación de los legisladores de las bancadas en ambas cámaras, hay una hoja de ruta que se sigue sin mayores vueltas ni problemas. Es lo que debe ocurrir, normalmente, en una nucleación política, en donde sus miembros tendrían que estar unidos por principios, objetivos y formas de encarar la actividad político-partidaria, puesto que, de lo contrario, se logra un mejunje extraño que no puede tener mucha duración.

Las próximas internas de junio del 2020 dejarán más marcada aún la diferencia entre ambos movimientos internos de la ANR. Allí se elegirá a las autoridades partidarias, tanto presidente como miembros de la Junta de Gobierno, y de seccionales coloradas de todo el país. Por supuesto que la madre de las batallas será la elección del sucesor de Pedro Alliana, en donde, es evidente, se enfrentará el candidato cartista con el candidato abdista.

En el caso de HC, ahora que ya Cartes anunció que no competirá por la Junta, se habla de que el candidato podría ser Enrique Riera, aunque no se descarta que pudiera surgir otra figura en los próximos 16 meses que faltan para las internas. Sea quien fuere, lo que es seguro es que el candidato tendrá todo el respaldo del líder y del movimiento en general, porque esa es la línea en la que se basa el funcionamiento del mismo.

Pero en Añetete la historia es bien diferente y serán precisamente las internas las que podrán a prueba la precaria unidad que mantiene hasta ahora el movimiento, más que nada por la permisividad de Abdo Benítez, que prefiere dejar que su cúpula actúe como le dé la gana, antes de que se genere algún tipo de conflicto.

Pero sí deberá ser el gran elector para designar al candidato del movimiento, y allí veremos cómo reaccionan los demás, varios de los cuales están muy interesados en acceder a la Presidencia partidaria. Se vienen meses bien convulsionados en el oficialismo añetete.

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