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CIUDAD DEL ESTE.- Un comerciante fue condenado a 2 años con suspensión a prueba de la ejecución de la condena, tras ser encontrado culpable por un hecho punible contra el patrimonio (estafa). El condenado está identificado como Elio Javier Rolón Delfino, quien con anterioridad ya fue sentenciado a 3 años de prisión por un delito similar, según los antecedentes.
El fiscal Miguel Ángel Alvarenga, en representación del Ministerio Público, demostró con pruebas respaldatorias la responsabilidad penal del acusado en el hecho que se le sindica. En base a estos elementos, el Tribunal Colegiado de Sentencia, presidido por Mirta Aguayo y conformado por Carmen Barrios y Norma Girala, dictó la condena. Ésta última magistrada votó en disidencia por la absolución del acusado.
Según los antecedentes, el 25 de mayo de 2010, el acusado, en su carácter dueño de la empresa Gran Premio S.A., vendió al señor Hilarión Alfonso Pérez una camioneta Toyota Land Cruiser, año 2005, de color verde, chapa BAH 946, por la suma de 45 mil dólares.
La víctima pagó dicho monto en su totalidad y al momento de la transacción, que se realizó en una escribanía de la zona, considerando que Rolón Delfino aseguró ser el legítimo propietario del rodado. Sin embargo, el 24 de noviembre del mismo año, casi 6 meses después de la transacción, para sorpresa del comprador, un oficial de Justicia se constituyó a su domicilio con un mandamiento judicial de secuestro de la camioneta.
El procedimiento se realizó en base a una demanda presentada por el anterior dueño del rodado, Néstor Ariel Palma, contra la empresa Gran Premio y/o Elio Javier Rolón Delfino, atendiendo que éste nunca le pagó por el vehículo. A raíz de esta situación, el afectado recurrió a la Justicia y formuló la denuncia en el Ministerio Público, que inició el proceso penal en contra del estafador, quien ahora fue condenado a 2 años con suspensión a prueba de la condena.
Elio Javier Rolón Delfino con anterioridad ya fue condenado a 3 años de prisión por otra estafa de 80 mil dólares americanos perpetrada en perjuicio de Jaoquín García Vera, a quien vendió un inmueble en el Paraná Country Club, pero nunca le hizo la transferencia de la propiedad, según los antecedentes.
