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El Senado se prepara para destituir a la presidenta Dilma Rousseff esta semana. Pero el camino hasta las elecciones de 2018 está plagado de dilemas y dificultades para Michel Temer y el sistema político. La presidenta suspendida en el cargo se presenta esta mañana ante el senado a las 09:00 de Brasilia, para defenderse del juicio político, que llega a su etapa final. Los promotores del Impeachment aseguran contar con los votos para la destitución que será votada entre el 30 y 31 de agosto.
BRASILIA.- El Senado brasileño comenzó el jueves la etapa final del impeachment contra Dilma Rousseff, suspendida desde el 12 de mayo. Ya hablaron los testigos de la defensa y de la parte acusatoria, que sostiene que la mandataria maquilló las cuentas públicas a través de mecanismos ilegales entre 2014 y 2015 para esconder el déficit fiscal.
Hoy comparecerá ante el Senado la propia Dilma, que por primera vez hará su defensa en persona. Luego, los senadores deliberarán y votarán si la condenan o la absuelven, una decisión que se espera para entre el martes a la noche y el miércoles próximo.
De ser hallada culpable por dos tercios del Senado -54 de los 81 legisladores-, Dilma será automáticamente despojada de su cargo y quedará inhabilitada a presentarse como candidata a cualquier otro puesto electivo por ocho años. En ese caso, el presidente en ejercicio, Michel Temer, será confirmado en la presidencia y cumplirá el resto del mandato actual, hasta el 31 de diciembre de 2018.
Casi 24 años después de despojar de su mandato al entonces presidente Fernando Collor y de condenarle a ocho años de inhabilitación política, el Senado brasileño vuelve a tener en sus manos la suerte de un jefe de Estado.
El destino de Dilma Rousseff está en las manos del Senado desde el jueves pasado, cuando inició la fase final del juicio, y puede quedar sellado el próximo miércoles, cuando puede destituirla definitivamente si lo deciden al menos 54 de sus 81 miembros.
Al igual que Collor, ahora senador y con la incómoda obligación de juzgar a su exaliada, Rousseff afronta el juicio final con su popularidad por los suelos, con el país hundido en una grave recesión, acusaciones de corrupción salpicando a gran parte de sus aliados y prácticamente sin apoyo partidario en el Congreso.
BRASIL DESPUÉS DEL IMPEACHMENT
Son pocos los que creen que la crisis política está por concluir. Sólo se pasará a una nueva etapa, que tendrá sus diferencias con la anterior. La primera, que Dilma dejará de ser un actor protagónico.
