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Diputados perdieron una brillante oportunidad

Desde hace dos meses que se está discutiendo ante la ciudadanía el proyecto de Ley que establece el aumento automático y anual del salario mínimo, que fuera enviado por el Ejecutivo al Congreso. Así que nadie, en su sano juicio, puede alegar que desconoce de qué se trata y solicitar un estudio a profundidad.

Si bien es cierto que fue en el Senado en donde el tema se dilató sin justificación alguna y que, cuando finalmente lo trataron, fue por la presión de la opinión pública y los medios de comunicación, la Cámara de Diputados tuvo ayer una oportunidad brillante de recomponer las cosas y actuar con verdadero patriotismo y mostrando que su interés es el bienestar de sus compatriotas.

Este proyecto fue elaborado gracias al acuerdo al que llegaron todas las partes involucradas, incluyendo a los trabajadores y los empresarios, que participaron de un diálogo multisectorial en donde cada uno puso en la mesa sus necesidades y colaboró en la búsqueda de soluciones. Lo único que hizo el Ejecutivo fue conciliar todo lo acordado en un proyecto de Ley que modifica el Código Laboral y establece que el salario mínimo aumente anualmente, de acuerdo al aumento del Índice de Precios del Consumidor, y no como hasta ahora, que solamente se permite que este aumento se dé cuando la inflación supere el 10%.

La clase trabajadora del país necesita desesperadamente que esta ley entre en vigencia cuanto antes, porque es la única manera como su salario dejará de perder capacidad adquisitiva anualmente ante la impotencia de no poder hacer nada al respecto.

El proyecto, con media sanción del Senado, tuvo entrada ayer en la Cámara de Diputados, y el plenario tuvo dos alternativas: remitirlo a comisión a la espera de un dictamen o convertirse en comisión, dictaminarlo y luego sancionar la ley. Esta es una medida constitucional, prevista para situaciones en las que la importancia del tema no permite que se pueda esperar el plazo habitual y de haberla adoptado, los legisladores hubieran demostrado su firme compromiso de servir a su país.

Pero no lo hicieron. Optaron por la vía fácil, la habitual. Giraron el proyecto a comisión y aguardarán su dictamen para tratarlo en plenaria. La posibilidad de tratarlo en el momento ni siquiera fue planteado durante la sesión de ayer, como si hubiera un acuerdo previo de no darse prisa para dar un punto final al tema. Y si esto resulta cierto, quiere decir que en temas sensibles socialmente, no hay mucha diferencia entre senadores y diputados, absolutamente ajenos a las necesidades reales de los miles de paraguayos que deben pelear por sobrevivir con un salario que, luego de más de dos años, está absolutamente desfasado y fuera de la realidad.

Si la remisión a comisión se debe a que de esa manera se podrá estudiar mejor el tema, el argumento es ridículo porque no hay persona con acceso a los medios de comunicación o redes sociales que no sepa de qué se trata. Así que lo único que podemos pensar es que en ambas cámaras del Congreso hay un convencimiento y una decisión adoptada de que no facilitarán la sanción de ninguna ley que pudiera beneficiar, aunque sea de paso, al gobierno de Horacio Cartes.

Es decir que, una vez más y ahora en Diputados, se ha resuelto politizar una cuestión que nada tiene que ver con la política, y menos con la partidaria.

Dicen que tratarán el proyecto el próximo miércoles. Ojalá sea cierto y cumplan. De lo contrario podría terminar este período legislativo sin la sanción de esta ley. De todos modos, ayer los diputados pudieron hacer historia y prefirieron atenerse al status quo.

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