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Por mayoría, la Cámara de Diputados decidió rechazar el proyecto de Enmienda constitucional, de acuerdo al dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales. Disidentes y liberales insistieron en que no se podía tratar el tema por no haber cumplido los requisitos legales en el Senado. Termina así un proceso manoseado por un sector que utilizó la violencia para salirse con la suya.
ASUNCIÓN.- No pasó nada que no se hubiera previsto desde que el lunes 17 de abril pasado, el presidente Horacio Cartes anunciara que renunciaba a postularse para el mandato 2018-23.
Tal como desde entonces dijeron los oficialistas colorados, la Cámara de Diputados ayer trató y rechazó el proyecto de Enmienda constitucional por la sencilla razón de que, ya sin HC, la reelección no era un tema prioritario para ellos.
En la sesión se trataron 2 dictámenes, uno que aconsejaba el rechazo del proyecto y otro, en minoría, que insistía en su aprobación. Durante la discusión del tema, que figuró en el primer punto del orden del día, disidentes y efrainistas insistieron con que no se podía estudiar un proyecto que no existía puesto que en el Senado se habían cometido irregularidades que invalidaban su aprobación.
En cuanto a la bancada colorada, hubo 2 posturas. La defendida por el presidente de Asuntos Constitucionales, Ramón Romero Roa era el rechazo al proyecto, pero ratificando que la enmienda es constitucional y con ella no se quiebra ningún proceso institucional. También insistió en que el procedimiento utilizado por la mayoría del Senado estuvo enmarcado dentro de lo dispuesto por el reglamento interno y las leyes.
La otra postura, de Bernardo Villalba y Óscar Tuma, insistió en la aprobación del proyecto, por ser un mecanismo constitucional y democrático para establecer la reelección en la Constitución Nacional.
Ganó el dictamen en mayoría, como debe ocurrir en un sistema republicano, donde son las mayorías las que fijan las reglas. Y la enmienda ya es historia. Lo primero que uno se pregunta es qué pasará a partir de ahora para sanar las heridas de una ciudadanía que fue manipulada por políticos y medios ambiciosos, guiados exclusivamente por sus intereses personales.
