ADN Digital
Artículos relacionados
Agrupaciones carnavalescas populares en Río de Janeiro y de otros estados, que culminaron sus desfiles este lunes, aprovecharon la ocasión festiva para protestar contra la situación política que hoy vive Brasil. Banderas pidiendo “igualdad”, un navío pirata con agua fluyendo en cascada y un colibrí gigante “volando” en la cumbre de un carro alegórico: los desfiles de las escuelas de samba demostraron una alta dosis de exuberancia y crítica social.
RÍO DE JANEIRO.- En la comparsa Simpatía é quase amor, que contagió con su música y baile a brasileños y turistas en calles del barrio de Ipanema, en Río, se escucharon los ecos de “Lula Libre”, en alusión al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien permanece preso desde abril por presuntos hechos de corrupción.
Los miembros de la escuela salieron vestidos de forma acentuada de naranja, en referencia al color del Partido Social Liberal (PSL), el del presidente Jair Bolsonaro, otras fantasías coreográficas hicieron mención a Fabricio Queiroz, ex asesor del senador Flávio, hijo del mandatario.
Queiroz es investigado por el Ministerio Público Federal después que el Consejo de Control de Actividades Financieras identificara movimientos atípicos en su cuenta, involucrando también a Flávio.
Además de la alusión al caso de Fabricio, un cartel contra la ministra de Derechos Humanos, la Familia y la Mujer, Damares Alves, también fue objetivo de los manifestantes.
La presentación de la escuela de Salgueiro dedicada al “dios que trajo justicia desde África hasta Brasil” sorprendió por su samba pegajosa, entonada por el público junto con los bailarines, y por el esplendor y colorida de disfraces y carrozas alegóricas.
Lo que más emocionó a los espectadores del sambódromo fueron las referencias al fin de crímenes como la corrupción, el lavado de dinero y los abusos de los políticos, en un país sacudido en los últimos años por varios escándalos de este tipo. Aquí, policías custodias a presos.
Salgueiro evocó la figura tutelar de Xangô -rey de la justicia en religiones de matriz africana- y cerró su desfile desplegando banderas arco iris, símbolo de la tolerancia a la comunidad LGBT
La fiesta pagana pudo hacer llegar sus mensajes a una ciudad que hace tres años eligió alcalde al ex obispo evangélico Marcello Crivella y a un país que este año convirtió en presidente al ex militar Jair Bolsonaro.
Mangueira reivindicó a figuras olvidadas por la historia oficial -en general negros, indígenas o pobres- y a la concejal negra Marielle Franco, que denunciaba la violencia policial en las favelas y murió acribillada a balazos en marzo del año pasado.
Miembros de la escuela Unidos da Tijuca recordaron la esclavitud.
En dos noches, 14 “escolas de samba” movilizaron entre 2.500 y 4.000 personas, con indumentarias y coreografías ensayadas a lo largo del año y seis gigantescos carros alegóricos
En Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais, el bloque Ladeira abajo entonó: “ay, ay ay ay, Bolsonaro es el carai (excremento)”. Después cantó “olé olé hola, Lula, Lula”.
De igual manera, el cordón Boi Tolo, en Sao Paulo, el conjunto Tarado Ni Usted, que rindió tributo al cantor Caetano Veloso, mostró a miembros del bloco (comparsa callejera) vestidos de naranja en alusión a Queiroz y Flávio.
