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ASUNCIÓN (Por: José María Troche)- Nunca (o muy pocas veces) en la historia se les ha dado tan beligerancia a los árbitros de fútbol. Llamados “cuervos” porque vestían de negro, soplapitos, jueces, réferis, “bomberos” y algunos otros epítetos que no vienen a la memoria, siempre estuvieron en el centro de la polémica. Si hoy día hay unanimidad de criterios entre dirigentes, aficionados, entrenadores, jugadores, hombres y mujeres vinculados con el futbol es porque todos están contra los árbitros. O contra los arbitrajes, que es más o menos lo mismo.
En la prensa, vemos en los últimos días, amargas quejas de los capiateños por el “robo” de que fueron objeto en el partido contra Olimpia, los tricolores nacionalófilos, más allá de que jugaron como la mona, también denostaron contra el ocasional juez. Y los de Cerro Porteño también, aunque fueron favorecidos con uno de los dos penales sancionados. Y los dirigentes y entrenadores se plaguean y algunos futbolistas utilizan sus twits o FB para quejarse. Irrazábal, por ejemplo, escribió después del partido contra Olimpia, “Quiero entrar en mi…”. Si allí, atrás…
Zapag se queja, Trovato no dijo nada y aplaudió al árbitro, Figueredo, que ganó, se lanzó con todo. Abraham Zapag, prócer del fútbol, retiró su nombre del torneo Apertura por “el desgobierno” y el “pésimo manejo arbitral”. Y ni hablar de River, de General Caballero y de General Díaz, cuyos lamentos caen en el vacío porque como no venden, la prensa no les da la más mínima pelota.
El tema es que los árbitros son seres humanos, como todos los que los juzgan. Solo que no tienen -ya lo dije- un televisor en el que mirar diez veces cada jugada antes de pitar. Y así les va. Pero antes, cuando solo había un réferi y dos “lineman” también había problemas. De todos los colores. Porque el fútbol es pasión, es deseo de ganar siempre, es exigir favores y repudiar errores. Es decir, los árbitros son lo que son, según el cristal con que se mira.
Hoy los árbitros de fútbol lograron lo que desde que cayó la dictadura no se ha podido lograr: el consenso de todos los hinchas de fútbol que es casi como decir de todos los paraguayos. Por sus errores, involuntarios o provocados, he ahí la gran duda, como si nadie se equivocara en este país.
Y digo nomas, si a los pobres árbitros que solo deciden sumariamente en un partido de fútbol, y la opinión pública los crucifica ¿Por qué no hacer lo mismo contra esos que esquilman al pueblo, que ganan millones indebidamente de las arcas del estado, que legislan para sus bolsillos, etc. etc.? Si los tratáramos con la misma severidad que a los árbitros, muchos de nuestros males hace rato hubieran desaparecido ¿Ayepa?
